Пять[1]
No me interesa ser la diosa
de los fenómenos atmosféricos,
definir un clima cada noventa días
suena agotador. Podría trazar lo que quiero
en este mapa: dos paralelas
que calor y frío no se toquen nunca.
Ya lo dijo el cielo, noviembre es un mes
de definiciones, la tierra no se parte
de un día para el otro. Estoy
en velocidad crucero
cada metro es un nuevo exilio
y lo esencial es la habilidad de dejar
una estela.
Estamos en la casa de las montañas
acá no importa realmente
la altura real que figura en un papel.
Estoy sentada en una piedra a metros
de vos en la altura
tenías cosas que resolver
trabajo, familia, algo escrito.
Siempre
algo que resolver
una
mano torpe que al calentarse
va
dejando marcas y oscurece
la
piel de un damasco y la casa
es grande, tiene paredes, un techo
pisos en lo que recostarse
sé que las cosas tienen su propio perfume
las cosas son grises y tienen bajo nosotros
colecciones de huesos, una mezcla
de tierra y cenizas. El desorden
entre el mundo interior/exterior
que nos cuesta nombrar.
¿Por qué pensar en estas cosas?
y no en otras como:
el verde de la montaña
se reúne en mi falda
tengo un lugar entre las montañas
un piso donde hundirme
escuchar mi nombre
una pileta transparente
donde reflejarme
un damasco en mi mano
y sé que todo tiene su propio perfume
¿cómo no nos dimos cuenta?
podríamos haberlo aprovechado
en esos días de sol.
[1] Veinticinco
Четы́рнадцать[1]
Un
deseo, un año
de
jazmines en flor.
un
deseo, una copa
transparente
de daikiri
y
un loro al que llaman mudo
porque
no aprendió a hablar
un
deseo, un poema al revés
en
un ticket de supermercado
guardado
en un intento de ordenar
la
economía personal
un
deseo, el agua de la canilla
aunque
tenga otro gusto en la ciudad
no
puede decirnos
nada
de lo contemporáneo,
un
deseo, recuperar mi colección
de
huesos de vaca, dos cráneos
el
resto suelto en el balcón
un
deseo, no mío, un objeto inanimado
como
el cuerpo de alguien
que
no tiene decisión
un
deseo, un poema con lágrimas
bastante
malo pero escrito
en
la cumbre de una sierra
donde
un doctor dice fríamente
que
los deseos no matan
ni hieren.
[1] Catorce
De Josefina Bianchi Enredadera Rusa (2019. Buenos Aires: Caleta Olivia Ediciones.).
*Josefina Bianchi nació en Buenos Aires el 6 de abril de 1989.
Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y
trabaja como editora y traductora. Junto al colectivo Máquina de Lavar publicó
el libro de poemas La pija de Hegel(2014) y la traducción Bajo el cielo de
Géminis (2016) de la poeta norteamericana Noelle Kocot.
Bonus track:
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Bócemь/Ocho
Si hablo de melancolía
como edificios en demolición
es porque me gustan los restos
de pintura, identificar lo que había:
un cuarto de niño
por la guarda y seguir
los azulejos para imaginar la cocina.
No voy más allá de eso: me quedo
con el contexto
una suerte de miembro fantasma.
Igual que un extraño disfrazado
de padre respira aliviado al levantar
el flequillo de su hija
y comprueba que su frente
sigue igual a todas esas veces
en que levantó el flequillo de su hija
después de varios meses
sin contacto.
Hay algo de tranquilidad
en pensar que eso roto y pequeño
es supervivencia y no desgaste.
es supervivencia y no desgaste.
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