martes, 30 de noviembre de 2010

A modo de cierre en las III Jornadas de Filosofía y Literatura del IDH “La imaginación romántica: antecedentes filosóficos y resonancias artisticas"

...se leyeron algunos poemas y prosas en alta voz -que fueron repartidos por los organizadores- como estos que transcribiré a continuación:

Ahora voy a introducir las motivaciones éticas del Werther. El principio de dejar que mi naturaleza se agite libremente según sus peculiaridades y que la exterior influya en mí según sus cualidades me arrastró hasta el extraño elemento en el que imaginé y escribí el Werther. Yo me afanaba por librarme interiormente de todo lo que fuera ajeno, contemplar con afecto el mundo exterior y dejar que todos los seres, desde el hombre hasta la criatura más baja cuya existencia pudiera aprehenderse, actuaran en mí a su manera. Con ello se estableció una extraña afinidad con los distintos objetos de la naturaleza y un eco interior, una participación en el Todo, que hizo que el más leve cambio, ya fuera de las localidades o de las regiones, de las horas del día o de las estaciones, o cualquier otro acontecimiento que pudiera producirse, me conmoviera en lo más profundo de mi ser. La mirada del pintor se unió a la del poeta. Aquel bello paisaje rural animado por el amistoso río incrementó mi tendencia a la soledad y favoreció mis calladas consideraciones, que se extendían alos cuatro vientos.

Johann Wolfgang von Goethe, Poesía y verdad, 1811-1830


El caballero a la luz de la luna
Achim von Arnim a Bettina


No está lejos un corazón de otro corazón
Bajo las claras estrellas,
Y el ojo, bendecido por el rocío,
Mira hacia la adorada lejanía;
El mundo suena bajo el ruido de los cascos,
Y el cielo se mantiene en silencio
Yo me junto entre ambos
Cuando la luna quiere descubrirse.

Se descubre entre rojas brasas
Sobre el filo de la tierra,
Igual a que si con ardiente sangre
Se posara sobre ella,
Pero ahora se eleva, recelosa,
Resplandeciendo con luz pura
Y yo también desconfío
De su presencia.


Acostada en la hierba
Bettina Brentano


¡Acostada en la hierba!
¡Con la fina lluvia,
refrescar el pecho,
el ardiente pecho!
El que vos conmovés, amor.
Mientras sueño
Me regañás, soñador
Que sólo a vos te sueña, amor.
No deseo perturbar,
Hormiga, dorada abeja, escarabajo,
Su sombría fortaleza,
Sus soleados y verdes reinos,
El discreto hormigueo;
No se inquieten, blandos tallos,
Al levantarme.
Que la arena que rueda bajo la planta
No quiebre tu silencio, Naturaleza.
No despertarte con el lápiz
Que hace susurrar papel,
¡Genio, soñador!
¡Bellamente en reposo!
Tu aliento, brisa de la tarde ¡Sobre el agua!
¡Las uvas! ¡Maduras en otoño! ¡Tu fuego!
Soplar, con tímidos labios
En su aliento,
Que mi pecho conmueve-
¡El amor!


La belleza y la muerte son dos cosas profundas...
Victor Hugo


La belleza y la muerte son dos cosas profundas,
con tal parte de sombra y de azul que diríanse
dos hermanas terribles a la par que fecundas,
con el mismo secreto, con idéntico enigma.

Oh, mujeres, oh voces, oh miradas, cabellos,
trenzas rubias, brillad, yo me muero, tened
luz, amor, sed las perlas que el mar mezcla a sus aguas,
aves hechas de luz en los bosques sombríos.

Mas cercanos, Judith, están nuestros destinos
de lo que se supone al ver nuestros dos rostros;
el abismo divino aparece en tus ojos,

y yo siento la sima estrellada en el alma;
mas del cielo los dos sé que estamos muy cerca,
tú porque eres hermosa, yo porque soy muy viejo.