sábado, 27 de febrero de 2010

Hoy, sábado 27, a partir de las 20hs...

...se dará inicio a otra nueva edición del ciclo Trova Sureña, esta vez en Cobra, Aranguren 150, Caballito.Allí, oficiaré de presentador o maestro de ceremonias (como más prefieran) ante las imperdibles tocadas de los trovadores Plan Austral, El Pastor, La Luz Cadente, Paula Trama, Montonero Afelio (S. Paolucci) y San Ignacio.
Además contaremos con la visita de un importante trovador sureño ("el invitado sorpresa"), que tengo impedido revelar o pistas dar por aquí!
Nos estamos viendo ahí en Cobra entonces, esta noche a partir de las 20! Bienvenidos
y Buen fin de semana!
N.

No sé a que se debe la amnesia, pero nada es permanente. ¿Las lecturas las abrís con "Voices" de Russ Ballard?...

Hola Amigos! Tanto tiempo! ¿Qué tal arrancaron esta nueva década? Tenía un poco abandonado el blog. En vísperas de las últimas navidades, olvidé los números y pasos para levantar mensajes a mi teléfono de línea desde los cada vez menos teléfonos públicos y cada vez más locales con cabinas telefónicas cuando estoy fuera de mi casa, y olvidé mi contraseña de gmail, que me permitía ingresar aquí. Sinceramente, este caso puntual de amnesia y desmemoria con claves y contraseñas me inquietó un poco durante algunas horas de este verano, donde fueron aconteciendo algunos eventos donde participé y que tuve que saltearme de notificar. A raíz de un mail que me escribió A.R---viejo viejo amigo local---, dónde yo le contaba más o menos todo esto sobre el blog desactualizado desde mi correo Yahoo (que es el que uso habitualmente) y a su sorprendente respuesta (que titula este post), terminé recobrando esta mañana las palabras mágicas de la contraseña de gmail olvidada y hace instantes –de manera preventiva-, en una agenda muy vieja, las transcribí en la C, bajo la custodia y protección de la palabra Clavera.

Rebobinando sobre las pasadas vísperas navideñas, tuve ganas de postear un largo poema de mi autoría sobre la navidad (futuro post para las próximas navidades al filo del 2011, si Dios quiere), corregir una errata de fechas en un par de posteos anteriores ---que no iré a hacer, teniendo siempre presente alguna de las máximas que Gabriel Rud solía repetirme, en las épocas del Monte, a la hora de subir los post complementarios a los programas radiales: Un post es un post y no se retoca, se sube y punto. Pasa el post que sigue y así…---, subir las fotos pendientes del revitalizante recorrido de lecturas por escuelas, contar sobre mis trabajos de disc-jockey y sonidos realizados en esos meses álgidos de eventos y fundamentalmente, subir dos de los poemas que mas quiero entre tantos, pertenecientes a Eugenio Montale y Octavio Paz. Pensándolo bien, estos poemas podrían entrar a la parrilla de espera hasta los albores del post alusivo al próximo año nuevo o de años venideros (ya que no tienen ninguna fecha de vencimiento) pero tengo ganas de volver a releerlos con marzo en la orilla, de tipearlos verso por verso, y de compartirlos con todos ustedes aquí y ahora, en esta mañana del último sábado de febrero 010. Buena década y grandes saludos!
Nicolás

*
Eugenio Montale

Fin del ´68

He contemplado desde la luna, o casi,
el modesto planeta que contiene
filosofía, teología, política,
pornografía, literatura, ciencias
manifiestas o arcanas. Dentro está también el hombre,
y yo entre éstos. Y todo es muy extraño.

En pocas horas será noche y el año
acabará entre explosiones de espumantes
y de petardos. De bombas tal vez o algo peor,
pero no aquí donde yo estoy. Si alguien muere
no le importa a nadie con tal que sea
desconocido y lejano.

*
Octavio Paz

Primero de enero

Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.

Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio
por las rendijas de los horizontes
el incierto regreso del tiempo.

No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas de la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.

Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.

Estabas a mi lado
y yo te veía, como la nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.

Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones.
Caminaremos entre las apariencias,
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos acaso las puertas del día.
Entraremos entonces en lo desconocido.

Cambridge, Mass., a 1 de enero de 1975