Dos canciones de los Mares del Sur:
El pez de Maui
Todo está ahí,
sumergido.
Todo está por nacer,
o está naciendo y no lo vemos.
Maui trajo desde la memoria
la mandíbula de su abuelo,
se rompió la nariz para que sangrase
y empapó el hueso,
que utilizó como anzuelo.
Luego cantó
y el océano pareció cobrar vida.
Algunos lloraron de temor.
Ante sus ojos incrédulos,
un enorme pez comenzó a surgir.
Maui continuó cantando
sin soltar a su presa.
Poco después,
la canoa quedó sobre tierra firme.
No coman ni lastimen al pez,
ordenó.
Pero no fue escuchado.
Y así surgieron montañas,
acantilados, quebradas.
Cuando regresó,
el pez estaba muerto,
el pueblo tenía su tierra.
La canoa de Maui, dicen,
se convirtió en la isla vecina.
Picton, enero de 2017.
Los inmemoriales
Aux changement des êtres,
afin que cela soit irrévocable,
doit s’ajouter l’extermination des mots
–Victor Segalen,
Les immémoriaux
Ya nadie comprende su lengua,
ni sabe
interpretar su mirada.
Son los inmemoriales.
Testigos finales
abandonados por siglos
en bosques que el hombre
olvidó cómo recorrer.
Ocultos en su silencio,
desconfiados del presente,
como estelas ilegibles
de una remota sabiduría
y el testimonio
de esa otra gran tierra
allá, al este del océano.
Viven entre castaños,
acacias, tamarindos
y mangos,
disfrazados por rocas
que les evitan la pena,
y la impertinencia
de ésos que ya no saben
cómo recorrer los bosques,
ni comprenden por qué
sus ancestros se ocultan
y han decidido callar.
Son los inmemoriales.
Los que conocen la traición
de los guardianes de la palabra,
aquellos que consintieron
el cambio de dioses
y el exterminio del verbo.
Su silencio,
que durará todos los siglos,
es la venganza perpetrada
contra los cobardes
que olvidaron las palabras
y los caminos del bosque.
Son los inmemoriales.
Al principio
eran los dioses mismos.
Luego, hombres
convertidos en dioses.
Ahora quién sabe.
Taiohae, enero de 2017._
De Mariano Rolando Andrade Canciones de los Mares del Sur (2017. Buenos Aires: Buenos Aires Poetry.)
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