viernes, 3 de abril de 2020

AVENTURAS DE ABRIL y LA PRIMERA CANCIÓN, dos poemas de Primož Čučnik (Eslovenia, 1971) traducidos por Pablo Fajdiga:



















AVENTURAS DE ABRIL


1

Sol, chaparrón, sol, chaparrón,
frente inestable en la atmósfera.
Escarabajos rojinegros gatean
uno tras otro bajo el balcón

y la señora tiene dificultades con
la marcha atrás. “Tendré que hacerlo
revisar”, comprueba, pero quizás sólo
sea miedo a lo desconocido. De repente

es tan inconcebible que no podés ni siquiera
moverte. Otra cosa son los accidentes
que suceden en las calles mojadas.
Inspección de las luces de guiño rotas, discusión de la culpa.

Es la época donde los frenos no agarran.
¿Quién tiene entonces la culpa? Probablemente aquel
que embistió de atrás. Pero no hay que
condenarlo. Fue el primer mosquito de este año.

Bastante amable. Vino zumbando
Interesándose por si le doy un poco de sangre.


2

Llamás, no hay respuesta llamás no hay respuesta,
ya lo sabemos, el más cruel de los meses.
“Mi objetivo era el fortalecimiento de la fe
en el pueblo”, no la gloria terrena de los futbolistas.

Así se habla antes de partir
a la ciudad eterna. Los chicos juegan al fútbol
o tiran al cesto –sí, me acuerdo,
yo también lo jugaba de pibe.

Y lo sigo haciendo, como su padre,
con ellos se vuelve pibe de nuevo.
“Cuento con que se acuerden de mí
en la oración.” Así se habla

cuando se sabe que pagarás por todo.
Claro que lo harás, también la grisura transgrede
sus límites, también el lenguaje. Pero no
como el pibe que vi de repente

con una pelota entre los pies. No sé cómo
es que lo recordé. Pateó y se fue corriendo.


3

En realidad todo fue distinto.
Un abril clásico, con una luz difusa
y con malas noticias. Eso no debería
decirlo. Estábamos dispuestos a hundir

la felicidad en un vaso de agua. Empezó a ser
previsible y aburrida, demasiado
fruto de la costumbre. No querés eso, aunque
no te lo reconozcas a vos mismo, eso es lo peor

que te pueda pasar. Y pasó,
por eso nos desesperábamos por un cambio.
Uno que no llegará nunca, no a la fuerza.
Por eso, para empezar, algunas diligencias urgentes

y el código para poder llamar por teléfono.
“A través de ventanas nuevas estoy dispuesto
a verla de otra manera.” Eso dijiste –
pero ¿qué pensabas con eso?

E sol se ponía en el espejo retrovisor.
Automóviles en fuga. Brillo enceguecedor.


LA PRIMERA CANCIÓN

La primera canción habla sobre la manera antigua
de vivir. Cómo estaban las cosas colocadas
al principio y cómo se sabía dónde debieran
terminar, o a grandes rasgos volver a empezar

con sentimientos conocidos. Pero después comienza
el cuclillo a dar horas más altas, y el pasto crece
más alto y las flores florecen mejor y los paseantes
vespertinos contemplan colores inadvertidos.

La nieve sigue blanca, pero más pura
y clara, el cielo sobre los tejados sigue azul,
pero azul en el dorado de un estupendo
mediodía, y la canción sigue resonando

con su tono perenne. Las estrellas
Nos miran como sorprendidos
conocidos que se ven después de mil años,
y el libro sigue afirmando lo suyo después de mil años

y un río peculiar se ha deslizado entre
las piedras brillantes, pulidas por la añosa
corriente y de formas perfectas, esparcidas
por el lecho de su brazo como resistentes corazones.

No hay un mes que pueda ser nombrado,
ni un año para el que se sepa cuándo
comenzó, sólo hay sonidos de instantes
que fluyen al oído cuando no se sabe del tiempo,

como si todo el tiempo fuese pasado, tu pecado original
está todavía enterrado en el sueño y de los bolsillos vacíos
todavía podés extraer la primera canción
que te transporta allá. Pero ahora es clara y nítida,

sólo el estribillo, que alguna vez sabías de memoria,
va cambiando y nunca podés atrapar las palabras.


De Primož Čučnik Ventanas nuevas (2010: Buenos Aires: Ediciones Gog y Magog. Traducción y prólogo de Pablo Fajdiga.)



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