domingo, 5 de enero de 2025
Dos fragmentos de “márgenes de agua: un ensayo sobre la natación de mi hermano” de Anne Carson (Toronto, 1950) traducidos por Francisco Cardemil Pérez (Santiago, 1995) y editado por Cuadro de Tiza:
Domingo 8:00 a. m. Nadar.
Una inundación dominical de luces calientes golpea el
vidrio negro del lago. El nadador agradece la posibilidad de escapar hacia el
fondo donde lo recibe su reino de aguas oscuras. En silencio. Lo saluda con un
único y dorado movimiento de cabeza. ¿Quién más me conoció?, piensa el nadador.
La mano con la argolla de matrimonio se hundió más allá de su rostro y
desaparece. Nadie.
Domingo 10:30 p. m. No Nadar.
Freud aprendió sobre los sueños observando cangrejos
de agua dulce que, según vio, intentaban disfrazar sus espasmos. El nadador
toca al gato muy ligeramente en el punto calvo delante de la oreja. “Pues
algunos deben vigilar”, susurra. Ahora el gato está mirando desde muy al fondo
de sus ojos, desde una habitación enorme donde todo se escapa de a poco. Por otro
lado, la muerte, sí, suficientemente sigilosa, no ignora a nadie y nunca
duerme. Las lágrimas del nadador resbalan por su mano hacia el lugar calvo
ahora inmóvil. “Y otros deben morir”. El alma de un gato es mortal. Da lo mejor
de sí.
De Anne Carson márgenes
de agua: un ensayo sobre la natación de mi hermano (2023. Santiago de
Chile: Cuadro de Tiza. Traducción de Francisco Cardemil Pérez.)