domingo, 6 de enero de 2013
Dos poemas del poeta noruego Jan Erik Vold (1939) traducidos por Roberto Mascaró que no alcancé a leer en el show de PAAR el pasado viernes
Estos dos poemas de Jan Erik Vold, que siguen a continuación, incluídos en uno de los poemarios que más quiero titulado "En los abedules está la luz", los había marcado con dos tickets de peajes Buen Ayre, para leer en los tramos finales del show de PAAR el viernes pasado en el cierre de la muestra de Julia Masvernat. No suelo marcar los libros en los shows,casi siempre abro al azar y donde cae mi vista leo segundos después mientras la nave PAAR avanza. Como la muestra que cerraba se llamaba Devorador de luz, llevé en mi valija algunos libros que titulaban con la palabra luz o sombra, también algunos cancioneros, etc. Estos dos poemas finalmente no los leí porque cuando abrí el libro de Jan Erik Vold terminé leyendo fragmento de poemas de hojas vecinas... El día después de San Valentín, el próximo 15 de febrero,en el próximo concierto de PAAR en el Tío Bizarro de Burzaco, muy seguramente formarán parte de nuestro repertorio pero con PAAR nunca se sabe en vivo y en directo lo que finalmente acontecerá.¡Fue una muy linda fecha la del viernes pasado! ¡Gracias a todos los que se acercaron a San Telmo, a Julia por la invitación y su muestra, y a Galeria 713 ! ¡Larga vida PAAR todos y para Jan Erik Vold también!
Nicolás
Las sombras crecen y cambian y se encogen
y crecen otra vez donde camino
por las sendas
Iré hacia mi amada
Las sombras cambian y se encogen y crecen
y cambian otra vez bajo las lámparas
mientras voy entre árboles
Vengo yo de mi amada
Las sombras se encogen y crecen y cambian
y se encogen de nuevo mientras voy sobre grava
Oye el sonido de mis pasos
Voy sobre grava y cada paso
es el último
Me detengo Una hoja cae
como un témpano de metal en la grava
Qué hoja será la próxima en caer
Qué hoja no caerá
Las sombras crecen y cambian y se encogen
y crecen otra vez mientras camino
sobre la grava amada
LUZ DE LÁMPARA
Las lámparas son para iluminar. Hay muchas lámparas en la habitación. Junto al sofá, en el rincón, hay una lámpara de pie. Ahora no ilumina, porque ahora es de día y yo estoy sentado en el sofá, con la vista fija. Tiene una gran pantalla de tela. La pantalla de la lámpara es para atenuar la luz, de manera que la luz no caiga directamente en los ojos de la gente que hay en la habitación, por la noche, cuando la lámpara está encendida. He recibido una carta. Después de haberla leído, cayó la pantalla de la lámpara y quedó tendida en el piso como una prenda junto a los pies de alguien. Si hubiese sido de noche y yo hubiese estado en la habitación, en el sofá, junto a la lámpara, con la lámpara encendida, hubiese querido recibir la luz directamente en la cara y que la pantalla cayese. Esta carta hizo que las cosas de mi alrededor cambiasen, podría decirse. Una luz más directa corta mis ojos, podría decirse.
De Jan Erik Vold, En los abedules está la luz (1991. Montevideo: Vintén Editor/Siesta -coedición. Versión directa del sueco a cargo de Roberto Mascaró.)
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