MÚSICA
DE CÁMARA NAVIDEÑA
Bartleby era un empleaducho que se encargaba de
/volver al remitente
las cartas de los destinatarios muertos
Las llaves de Dios son tres: la de la lluvia, la del
/nacimiento, la de la
resurrección
el agua es música
y la cascada una sinfonía
el río enlaza las cadencias
del tijereteado corazón
hallazgos para una vida:
preferiría
no hacerlo
y
lo que el viento se llevó, también
IN
THE MOOD FOR CHRISTMAS
Y si en Belice me reencarno en iguana verde
y me acuerdo de que en una vida supe que nunca ría a
Belice?
el calor húmedo
no me gusta
no me gusta/n
repito
ni aquí ni allí
los depredadores
tampoco
DICIEMBRE,
BARRIO LATINO
Primera tormenta de
nieve: en el borde de la reja de entrada a la facultad de medicina, pleno
barrio latino, veo pero no veo un bulto que tiene algo similar a esas personas
que suelen oficiar de estatuas en lugares turísticos para solicitar dádivas. Un
no sé qué me hace remirar de soslayo. No es un falso faraón envuelto en sábana
dorada o plateada y sombrero vuelto del revés a los pies de escasas monedas
dentro. Es una persona arropada en un trapo jaspeado. Un negro joven, que se
yergue, levanta su cabeza hacia el cielo nocturno y sin estrellas y se tiende
sobre unos cartones. Hace abluciones en dirección a lo que cree debe ser la
Meca. Quienesquiera estén de turno del otro lado de la tableta que lo escuchen
de una vez, que le escuchen cualquiera sea su lengua y su plegaria, que la
tormenta y la nieve arrecian, por favor.
...
Y a modo de coda
navideña, a continuación las palabras que pueden leerse en la contratapa del
poemario Pintura Rupestre que
contiene los tres poemas de Luisa Futoransky que acabo de compartirles:
Para mí un poema nos
queda dentro cuando más allá de los rigores inevitables de la técnica, las
trampas de la memoria, la luz, la seducción estética o la compasión, atrapa sin
alarde, lo invisible. El signo de admiración silencioso. La pulsión que extirpa
la banalidad del instante y, sin mayor esfuerzo (aparente), palpa el viento.
En estas PINTURAS
RUPESTRES, casi todo está escrito fuera.
La casa, las ciudades,
grafittis sin fronteras.
¿Inscripciones o
tatuajes? ¿Qué gritan? ¿Qué denuncian?
Nos queda abrir
postigos y ventanas de nuestra propia disponibilidad y descifrar el sol, el
alfabeto, este fragmento que es la vida. Saltar sobre lo indecible y a veces
disponerlo al alcance de la mano. Esto de prolongar con la mirada el brazo, la
voz, el ojo, y el corazón te convierte en esponja, alga a merced de cualquier
roca o reina del tiempo.
L.F.
De Luisa Futoransky Pintura Rupestre (2014. Buenos Aires: Editorial Leviatán. Colección Poesía Mayor.)
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