NAVIDAD
SACÓ tras de los Andes su Luna restaurada
la noche gigantesca solemnemente pura.
Y el cielo ecuatorial que con estrellas jura
la Cruz del Sur esconde tras niebla delicada.
Pasa la cordillera sutilmente. Robada
preconiza la noche lo que mi ser augura.
Un nombre de suspiro cerró la sepultura
que iba a tragarme… Lágrimas… y otra vida iniciada.
Ensueño? Sueño? Vida?
Me he vuelto de otra raza por el sol de la Luna?
Piedad para la angustia desplomada y hendida!
Música de los Ángeles… Noche de Navidad!
Tu nombre me salvó, Jesús blanco! Y aduna
mi vuelta a tu hermosura su noble claridad.
Cruzaban las estrellas lánguidamente. Platas
en grandes gotas trémulas bajo el follaje había.
Faenas argentinas la Luna proseguía
y de pedriscos nulos haciendo cosas gratas.
Del pecado del mundo sobre las escarlatas,
surtidores de lirios citáronse en la vía.
Y trastornando vínculos, violetas timoratas
fuéronse como niños hacia la Epifanía.
Los arroyos saltaban para llegar más pronto;
hasta las mismas piedras querían caminar.
Se inclinaba la Luna desde su aúreo tramonto.
Querubín fue una estrella que principió a cantar.
Porque la musical noche azul fue de pronto
el cintilante ángelus de la divina paz.
De
Carlos Pellicer Poesía completa Volumen I
(1996. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes. Ediciones del Equilibrista. Edición de Luis Mario
Schneider y Carlos Pellicer López.)
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2020/10/tema-para-un-nocturno-un-poema-de.html
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