Todo lo que veo
despierto
es muerte. Si duermo,
todo es sueño.
*
Me dicen que he de
envejecer
en esta ciudad,
donde pronto no habrá
ni un banco donde
uno recordara haberse sentado.
*
En el bosque
cuando nadie mira
me hago pasar por
un anciano que tiene tiempo
para admirar en la
nieve la sombra de los pinos.
No podemos ayudar
a América Latina,
ni siquiera
ayudarnos nosotros mismos.
*
La vida era
vagamente luminosa.
El sendero venía
del bosque, donde los faisanes
alborotaban en el crepúsculo
el campo lucía un verde brillante.
Las casas se
integraban en el terreno, del dorso de la mano
se desprendía una
cálida fragancia.
Me asaltaban
pensamientos
que no voy a expresar,
porque avivarían convicciones absurdas.
De Poesía
Finlandesa Actual (1993. Barcelona: Icaria Editorial. Traducción de Juana
Ruiz y Jarkko Sirén.)
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