FIN
DE UN VERANO
¿Quién quisiera vivir sin el consuelo de los
árboles?
¡Qué bien, que tomen parte en el morir!
Los duraznos están cosechados, las
ciruelas se colorean
Mientras bajo el arco del puente murmura
el tiempo.
En el paso de las aves contemplo mi
desesperación.
Miden su parte de lo eterno con serenidad.
Sus tramos
se hacen visibles en la fronda como
fuerza oscura,
el movimiento de las alas colorea las
frutas.
Hay que tener paciencia.
Pronto estará sin sello la escritura de
los pájaros,
bajo la lengua se puede sentir el
centavo.
De
Poesía Alemana de hoy 1945/1966 (1967.
Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Selección y ordenación de Klaus Dieter
Vervuert. Traducción de Rodrigo Alonso y Klaus Dieter Vervuert.)
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