Entre
Entre algunas memorias secundarias
y en el repliegue,
el pliegue fugaz de mis angustias
te veía caminar
por los guijarros del mañana,
sobre el sendero probable de mi noche.
Sabía decirte mi soledad
palabra por palabra, poema tras poema.
De pronto hacía buen tiempo
y París descansaba ese domingo
su vasta presencia
y el silencio formulaba
suavemente cada huella,
en el frescor reencontrado
de aquella placidez de primavera.
De
Christine Cadiot Los umbrales del tiempo
(2020. Buenos Aires: Huesos de Jibia. Traducción de Omar Emilio Spósito.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario