viernes, 8 de junio de 2018

“El capitalismo nos moleculiza”, “Junio, un día caluroso” y “En Helsinki las casas no son especialmente hermosas”, tres poemas del poeta, novelista y dramaturgo finlandés Claes Andersson (Helsinki, 1937) traducidos al castellano por Francisco J. Uriz y que les comparto en la cuenta regresiva a la segunda función del Taller Conexión Finlandia que viene llegando el próximo sábado 9 de junio…:


















El capitalismo nos moleculiza
Crea desconfianza entre nosotros
Oculta nuestra comunidad de intereses
Cosifica nuestra vida
Destruye nuestra solidaridad
Oculta nuestros genuinos valores vitales
Nos impone necesidades artificiales
Abarrota nuestra vida de armatostes
Acentúa las abismales diferencias de ingresos y fortunas
Acumula conocimientos para una tecnocracia sobornada
Nos impide encontrar alternativas positivas
El capitalismo trabaja con eficacia
En el mundo en nuestra sociedad en nuestro corazón
No estamos en armonía con nosotros mismos
No somos felices
El sentido de culpabilidad contamina todo lo que tocamos
No somos solidarios
Nadie nos ama
Nos odiamos nosotros mismos
Odiamos a todos los demás


Junio, un día caluroso
Arriba en la montaña se está al abrigo del viento
Estoy tumbado desnudo leyendo un libro sobre el alcoholismo
Los nexos causales son intrincados y difíciles de comprender
Trato de pensar en mi madre pero entre todas mis imágenes
    no encuentro el camino que me lleve a ella
Leo que en el pueblo de pueblo Aritima las madres se untan los pezones
     con pimienta cuando quieren dejar de amamantar
De adulto los hijos son equilibrados y fríos
Tú que acabas de dormirte a mi lado tienes unos pezones que
     saben ligeramente a agua salada
Por alguna parte entra mi infancia en la imagen de la totalidad
El primer ser humano que vi muerto era un niño
Es difícil tener una visión de conjunto de los nexos causales
Pero hoy la vida parece tener un sentido que le faltaba ayer


En Helsinki las casas no son especialmente hermosas
     Los parques no son especialmente frondosos
El aire no tiene más hollín que en otras capitales
     Las gentes no son más felices que en otras partes
Helsinki es una ciudad sin rostro, con una sonrisa
     sin fisonomía vuelta hacia el mar
La ciudad entera es sobre todo nuca, espalda
     A veces uno cree vislumbrar una sonrisa
en la nuca, una carcajada en la espalda
     Entonces uno trata desesperadamente de darse la vuelta
corriendo para poder verle los ojos, la boca
     Entonces la ciudad se repliega sobre sí misma, se envuelve
en una niebla más espesa aún en torno a los hombros
     A Helsinki se la puede amar
por su normalidad, por su carencia
     de riesgos, su indiferencia
antes los que se caen en sus calles
     y quedan allí tumbados.    


De Claes Andersson Y la palabra se hizo poesía (2017. Zaragoza: Libros del Innombrable. Colección Los libros del señor Nicolás. Selección, traducción y prólogo de Francisco J. Uriz.)



















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