TEMA
PARA UN NOCTURNO
CUANDO hayan salido del reloj todas las hormigas
y se abra –por fin– la puerta de la soledad,
la muerte,
ya no me encontrará.
Me buscará entre los árboles, enloquecidos
por el silencio de una cosa tras otra.
No me hallará en la altiplanicie deshilada
sintiéndola en la fuente de una rosa.
Estoy partiendo el fruto del insomnio
con la mano acuchillada por el azar.
Y la casa está abierta de tal modo,
que la muerte ya no me encontrará.
Y ha de buscarme sobre los árboles y entre las nubes.
(¡Fruto y color la voz encenderá!)
Y no puedo esperarla: tengo cita
con la vida, a las luces de un cantar.
Se oyen pasos –¿muy lejos?... – todavía
hay tiempo de
escapar.
Para subir la noche sus luceros,
un hondo son de sombras cayó sobre la mar.
Ya la sangre contra el corazón se estrella.
Anochece tan claro que me puedo desnudar.
Así, cuando la muerte venga a buscarme,
mi ropa solamente encontrará.
31 de octubre de 1946
De
Carlos Pellicer Poesía completa Volumen I
(1996. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes. Ediciones del Equilibrista. Edición de Luis Mario
Schneider y Carlos Pellicer López.)
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