domingo, 11 de octubre de 2020

Un fragmento de “textos del ocaso” del escritor y poeta sueco Artur Lundkvist (Escania, Suecia, 1906 - Estocolmo, Suecia, 1991)…:















Domingo, día de sol, día del señor, y lunes, día de la luna, de la señora, que de tan cerca lo sigue, la esposa pálida siguiendo a distancia a su marido ardiente, soñadora, vagando por esas noches,

 

sola y no obstante en compañía, liga que perdura, ella se levanta en su plenitud para después languidecer y apagarse, encenderse y volver a crecer: así es ella la soberana que entra y sale de su casa,

 

culpable de las muchachas que se levantan con rosas de sangre en sus batas de dormir, de las olas encrespadas que van rugiendo embravecidas y como adornadas con plumas de yelmo,

 

activa como manos de espuma lavando los pies de los corales, tan parecidos a los de Cristo, destrozadora de membranas de aceite que se rajan como sacos de seda que encerrasen cachorros de tigre:

 

noche de luna que pasa a ser día de luna, lunes, rodando como un tremendo queso, rotando con todas sus ruedas por las calles, por las fábricas, con la ciudad como recortada de un papel negro con bordes argentados y muchachas que bostezan despidiendo un humo descolorido que serpentea desde la gruta rosada de sus bocas.

 

De Artur Lundkvist Textos del ocaso (1984. Barcelona: Montesinos Editor, S.A. Traducción de René Vázquez Díaz.)




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