La
Tarde
Al final de la fiesta,
entre el humo de ambiente y los vasos vacíos,
el sol va deshaciendo
una fecha que alguien dibujó
sobre el cristal empañado:
las cifras de año nuevo,
los ritos de una despedida.
Porque existen la norma y la costumbre
es bueno a veces olvidarlas,
hacer del tiempo un cómplice,
del azar una trampa del lenguaje,
inventando sus reglas.
Así he de recordar aquella casa,
como una balsa a la deriva
siempre a salvo del frío y las tormentas.
A
Lorenzo Saval y María José Amado
De
Antonio Jiménez Millán Casa invadida
(1995. Madrid: Ediciones Hiperión. S.L, poesía Hiperión.)
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