CARTA
EN SOUFFRANCE*
a Jorge García Sabal
Estos del alma, amigo
poetas que leímos,
estas palabras partidas en los bares
—compartidas—
este vagar por la poesía
tomados de la mano.
Me voy quedando sola,
separada de vos y de los otros,
los poetas amados y a veces criticados
pero nuestros,
tan míos como vos,
como las tardes o mañanas
en los bares, leyéndonos poemas,
compartiendo y partiendo
las palabras de a dos,
con los otros erguidos
como un altar profano
perfumado de tinta,
de alcohol y cigarrillo.
Olga murió y Enrique y Juarroz,
y ya casi no tengo recuerdos
de las tardes con vos,
de las noches, los bares y los libros
salvados de un estante
de tiempo y soledad.
Me voy volviendo vieja
según el calendario,
pero estos del alma, amigo,
poetas que amamos y leímos,
estos, de la amistad,
recuerdos que se encienden
en medio de la calle,
me siguen obligando
a sentarme en un bar de Tribunales
y escribirte una carta en souffrance,
sin respuesta o destino.
Esta del alma, amigo,
nostalgia ante la muerte
que avanza, irreparable,
me desordena el alma,
me separa del mundo
que alguna vez partimos,
compartimos.
*Souffrance quiere decir, en su primera
acepción, “sufrimiento”, pero también se dice que están “en souffrance” las cartas demoradas o retrasadas.
RELEYENDO
A PAVESE
¿Vendrá
la muerte
y
tendrá tus ojos?
No, apenas un plegamiento
del aire,
un escalón de niebla
que no se logra
bajar,
un ahogo súbito
en el pecho.
¿Vendrá
la muerte
y
tendrá?
No, algo que oscila
y lento se anochece
en el agua,
una línea
imperceptible y gris
en la luz
de la mañana,
un estado de
suspensión.
¿Vendrá
la muerte?
Ahora nos entendemos:
eso sí.
PRECISIONES
LINGÜÍSTICAS
¿Pero a quién se le ocurre
que la muerte
va a venir?
Venir
es un verbo
que conjugamos aquí,
en la cámara del miedo,
porque, en rigor, amigos,
bajará como un rayo,
arrojará la guadaña
de la iconografía
medieval,
saltará a nuestro cuello
con sus garras,
cortará los pedazos
de la mano y el pie,
clavará la cuchilla
en la garganta,
abrirá las venas
con filos de acero
más puro y estridente y más voraz,
nos sajará la cara,
caerá como una mano,
manaza enorme y bestia
que bajará del cielo
y guay que nos aplasta,
guay que nos quiebra
cada hueso y el cráneo
y la columna vertebral.
¿Pero a quién
se le ocurre
que la Puta Muerte
va a venir?
De
Cristina Piña Pasajera en tránsito
(2006. Córdoba: Ediciones del Copista. Colección Fénix. Volumen 38.)
...
VOLVER
una y otra vez
a las palabras,
insistir con la escritura,
abrir uno tras otro los libros,
no es locura ni manía
ni voluntad de escapar:
es tocar el centro
exacto
de la vida,
la raíz del tiempo,
la apuesta a
cara o cruz.
…
TINTA
y pluma
a la hora de escribir,
papel en cuya trama
trazar las incisiones del sentido
—las
marcas de la vida—
y definir una identidad.
A la hora de cantar,
dibujos en el aire
y geografía de vuelo,
encaje que se levanta
desde la pura voz.
De
Cristina Piña Magia Blanca (2008. Córdoba: Ediciones del Copista. Colección
Fénix. Volumen 51.)
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