UNA
VISITA
Ese domingo a fines del verano
íbamos a almorzar a lo de tía Rudecinda
en la americana por caminos polvorientos
mis abuelos y yo
alegres saboreando de antemano
las delicias de la tía
Encarnita su hermana era una sombra
en la casa con tantos arrimados y sirvientes
Rudecinda sola llenaba los cuartos los patios
los jardines la huerta la quinta de frutales
los alfalfares hasta el río
Rudecinda y la Encarnita
nos abrazaron entre pájaros y flores
Los perfumes de los guisos
de los asados crujientes
de la ambrosía y huevos quimbos
llegaban como emisarios del banquete cercano
Encarnita nos empujaba cuesta abajo
por un senderito festoneado de junquillos
hacia el gallinero semejante a una pagoda
Había quince gallos y una gallina
-¿Por qué una sola gallina entre tanto gallo?-
preguntó mi abuela
y respondió la Niña
-¡Ay mamacita
no quiero que la pobre sufra
como yo he sufrido!-
Tiempos de lumbre aquellos
Personajes de historias en clausura
Sobreviven y se ingenian para presentarse
brillantes y limpitos
Reflejos de una leche primeriza derramada
vuelta al pecho de la madre
como lágrima de pezón y sed de labios
Tiempo sin nosotros
Tiempo de nadie
Ruido semental
Agua espesa batida por los vientos
A Julia García Mansilla
De
Leonardo Martínez los ojos de lo fugaz
(2010. Buenos Aires: Ediciones del Dock.)
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