Madurez
del poeta
El ruido oscuro de las maneras y los días
corrompe al agua azul de tu afán por vivir
paseado entre los libros y los viejos amores:
audacia y soledad,
nudo primario que te encadena a las palabras.
La noche no se soborna ante tus frases,
creaste tu maqueta de la luna con vocales sombrías
y consonantes lacias como búhos de invierno.
Sigues amando el día que celebra las vísperas,
ese letargo de las hojas es una cópula del sol
gallo rey siempre joven repitiendo sin pausa sus
rituales.
Nadie cuenta versiones más libres de la luz.
¿Dónde se hundió el camino, dónde perdiste tu graal,
el cáliz soberano de la revelación, el vino de tu
alma?
Nadie es culpable de las mutaciones,
de que tu asombro se desdoble ahora en oficio y
poema
que alguien lee inventando algún rayo de belleza
de tu voz a sus ojos.
Has ensayado la resurrección
en las pequeñas muertes que encanecen tu voz y tus
intentos.
Y tu vuelta es la antorcha de nieve encendida
con su pálida llama que convierte en penumbra
lo que era oscuridad.
Muy dentro de tu oficio
donde una lumbre mínima perdura.
a
Alberto Girri
Cada
uno echa a andar
Y caduca la fiesta
antes de que los pétalos se apaguen.
Y será combatido el signo de la celebración
cuando la claridad desdeñosa recobre
los restos del convite.
La noche ha muerto, el alba muere.
En la lumbre sobrevive un rescoldo
que arma su iridiscencia con dos copas volcadas.
El mantel se confunde con las calas marchitas
con despojos de plateadas almendras
junto a claveles, entre gotas verdosas.
Las velas extinguidas
vuelven agrio el olor de los muebles
fatigados de presencias y cantos.
Cada uno echa a nadar
partiendo desde su propia noche.
El vino del final es desolado
y recuerda los pálidos coloquios
entre la luz que cae despierta en la memoria
y los lacios fantasmas que se escapan.
El camino y la tierra
se hacen culpables en la herida del sol.
El huésped se enceguece
ya no vale su brindis con la última estrella
para que respetuosamente le ilumine los pasos.
De
Elizabeth Azcona Cranwell El mandato
(1985. Buenos Aires: Torres Agüero Editor. )
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