Verano
Llanura de oro, caltas. Temblorosa
liviandad la del prado. El abedul
con plateada serenidad sacude
un vientecillo, y el viento se mece.
Viene la abeja, viene, me olfatea,
murmura, vuela a la rosa silvestre.
La rosa, enfurecida, ya se inclina.
Está rojo el verano y aún esbelto.
Suaves burbujas van multiplicándose.
Fresas ensangrentadas en la arena.
La espiga cabecea, susurrando.
La tormenta se esconde entre las ramas.
Mi verano tan corto ya se acaba.
El viento viaja en cardos corredores.
El cielo cruje; ahora, camaradas,
relampaguea el filo de la hoz.
De
Attila József Poesías (1967. Hungría:
Corvina Budapest. Versiones españolas de Fayad Jamís).
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