Rebobinando sobre las pasadas vísperas navideñas, tuve ganas de postear un largo poema de mi autoría sobre la navidad (futuro post para las próximas navidades al filo del 2011, si Dios quiere), corregir una errata de fechas en un par de posteos anteriores ---que no iré a hacer, teniendo siempre presente alguna de las máximas que Gabriel Rud solía repetirme, en las épocas del Monte, a la hora de subir los post complementarios a los programas radiales: Un post es un post y no se retoca, se sube y punto. Pasa el post que sigue y así…---, subir las fotos pendientes del revitalizante recorrido de lecturas por escuelas, contar sobre mis trabajos de disc-jockey y sonidos realizados en esos meses álgidos de eventos y fundamentalmente, subir dos de los poemas que mas quiero entre tantos, pertenecientes a Eugenio Montale y Octavio Paz. Pensándolo bien, estos poemas podrían entrar a la parrilla de espera hasta los albores del post alusivo al próximo año nuevo o de años venideros (ya que no tienen ninguna fecha de vencimiento) pero tengo ganas de volver a releerlos con marzo en la orilla, de tipearlos verso por verso, y de compartirlos con todos ustedes aquí y ahora, en esta mañana del último sábado de febrero 010. Buena década y grandes saludos!
Nicolás
*
Eugenio Montale
Fin del ´68
He contemplado desde la luna, o casi,
el modesto planeta que contiene
filosofía, teología, política,
pornografía, literatura, ciencias
manifiestas o arcanas. Dentro está también el hombre,
y yo entre éstos. Y todo es muy extraño.
En pocas horas será noche y el año
acabará entre explosiones de espumantes
y de petardos. De bombas tal vez o algo peor,
pero no aquí donde yo estoy. Si alguien muere
no le importa a nadie con tal que sea
desconocido y lejano.
*
Octavio Paz
Primero de enero
Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.
Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio
por las rendijas de los horizontes
el incierto regreso del tiempo.
No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas de la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.
Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.
Estabas a mi lado
y yo te veía, como la nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.
Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones.
Caminaremos entre las apariencias,
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos acaso las puertas del día.
Entraremos entonces en lo desconocido.
Cambridge, Mass., a 1 de enero de 1975
Qué bueno que retomaste el blog, Nico. Ya nos veremos, un abrazo! Andrés
ResponderEliminarque lindo el de Octavio Paz!
ResponderEliminar¡Gracias Andrés (A.R)! Otro abrazo! Recién acabo de pasar por la puerta del club Villa Tranquila de la calle San Lorenzo, en sintonía con Voices, recital de Torpes Amebas teloneando "Hornos para calentar mares". Mi recorrido siguió en zig-zag pasando por el otrora Salón Candelabros, donde en lugar de una mesa para montar la cabina nos dieron una puerta de un baño y dos caballetes tambaleantes! Ya nos veremos, claro que sí!
ResponderEliminarPetite Lu! Realmente sí,es como vos lo exclamaste: lindo poema.Adelante con tus songs!
Que bueno llegar aca!
ResponderEliminarquería saludarte
fué muy grato charlar con vos
Natalia
Jaja te hiciste el tour de la nostalgia! Te faltó ese salón de Villa Tesei, el que desde el lugar donde pinchabas hits no veías la fiesta, y eso no se le hace a un DJ.
ResponderEliminar