domingo, 28 de febrero de 2021
VERANO EN CAMPO GRANDE, un poema de la escritora, traductora y periodista italo-brasileña Marina Colasanti (Asmara, antigua colonia italiana de Eritrea, 1937) traducido por María Teresa Andruetto:
VERANO
EN CAMPO GRANDE
Es el tiempo en que los mangos
se vuelven bermejos.
Hojas de pura seda
cintilar de satén.
Redondas como senos
o vientres
las copas revientan
su color de carne nueva.
Y en los troncos,
espeso como sangre,
resbala
el cantar de las cigarras.
De
Marina Colasanti Ruta de colisión
(2004. Córdoba: Ediciones del Copista. Colección Fénix. Volumen 20. Selección y
traducción de María Teresa Andruetto.)
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2013/03/dos-poemas-de-marina-colasanti-en.html
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2019/12/blog-post.html
DEL VERANO, un poema de Cristina Peri Rossi (Montevideo, Uruguay, 1941)...:
DEL
VERANO
No hubo paisaje porque todo lo incendió el sol
en cuyo centro
una niña muy roja saltaba a la cuerda.
De
Cristina Peri Rossi Diáspora (2001.
Barcelona: Editorial Lumen. Primera Edición 1976, revisada en 2001.)
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2012/10/oracion-un-poema-de-cristina-peri-rossi.html
Me acuerdo de las mañanas en que bajaba…, un poema de Julieta Lerman (Buenos Aires, 1980):
Vienne la nuit
sonne l´heure
Les jours s´en vont
je demeure
Guillaume Apollinaire
Me acuerdo de las mañanas en que bajaba adormilada
al metro
de la línea verde
y me despertaban las cuerdas
de un arpa en el andén
me acuerdo de las tardes soleadas al lado del río,
una tarde
fuimos hasta la punta de l´Allée des Cygnes
frente al puente de Mirabeau nos quedamos mirando,
nos sacamos fotos que prometimos volver a ver
cuando
fuéramos viejos
me acuerdo de los mediodías, del supermercado, de
los
bancos de
las plazas, de los domingos lentísimos
de las madrugadas en que volvía sola y atravesaba
el gran
parque de casas dormidas
y de las veces en que había luna
me acuerdo de la noche que esperamos tanto rato el
noctambus,
teníamos frío y cantamos miles de canciones en
inglés
me acuerdo de un bar malísimo en Menilmontant,
de las noches de mi habitación en la ventana
del árbol que florecía y se secaba nos quedábamos
callados
largos ratos de silencio
que no queríamos romper, nos demorábamos
fumando una narguila anocheció en nuestra mesa ese
domingo
pasó el tiempo
el humo espeso disipaba
la desesperación
de saber que se nos hacía cada vez más tarde
De
Julieta Lerman París Intramuros
(2008. Buenos Aires: el suri
porfiado/poesía.)
domingo, 21 de febrero de 2021
UNA VISITA, un poema de Leonardo Martínez (Catamarca, 1937 – Buenos Aires, 2016)…:
UNA
VISITA
Ese domingo a fines del verano
íbamos a almorzar a lo de tía Rudecinda
en la americana por caminos polvorientos
mis abuelos y yo
alegres saboreando de antemano
las delicias de la tía
Encarnita su hermana era una sombra
en la casa con tantos arrimados y sirvientes
Rudecinda sola llenaba los cuartos los patios
los jardines la huerta la quinta de frutales
los alfalfares hasta el río
Rudecinda y la Encarnita
nos abrazaron entre pájaros y flores
Los perfumes de los guisos
de los asados crujientes
de la ambrosía y huevos quimbos
llegaban como emisarios del banquete cercano
Encarnita nos empujaba cuesta abajo
por un senderito festoneado de junquillos
hacia el gallinero semejante a una pagoda
Había quince gallos y una gallina
-¿Por qué una sola gallina entre tanto gallo?-
preguntó mi abuela
y respondió la Niña
-¡Ay mamacita
no quiero que la pobre sufra
como yo he sufrido!-
Tiempos de lumbre aquellos
Personajes de historias en clausura
Sobreviven y se ingenian para presentarse
brillantes y limpitos
Reflejos de una leche primeriza derramada
vuelta al pecho de la madre
como lágrima de pezón y sed de labios
Tiempo sin nosotros
Tiempo de nadie
Ruido semental
Agua espesa batida por los vientos
A Julia García Mansilla
De
Leonardo Martínez los ojos de lo fugaz
(2010. Buenos Aires: Ediciones del Dock.)
viernes, 19 de febrero de 2021
Verano, un poema del poeta Attila József (Budapest, Hungría, 1905 - Balatonszárszó, Hungría, 1937)…:
Verano
Llanura de oro, caltas. Temblorosa
liviandad la del prado. El abedul
con plateada serenidad sacude
un vientecillo, y el viento se mece.
Viene la abeja, viene, me olfatea,
murmura, vuela a la rosa silvestre.
La rosa, enfurecida, ya se inclina.
Está rojo el verano y aún esbelto.
Suaves burbujas van multiplicándose.
Fresas ensangrentadas en la arena.
La espiga cabecea, susurrando.
La tormenta se esconde entre las ramas.
Mi verano tan corto ya se acaba.
El viento viaja en cardos corredores.
El cielo cruje; ahora, camaradas,
relampaguea el filo de la hoz.
De
Attila József Poesías (1967. Hungría:
Corvina Budapest. Versiones españolas de Fayad Jamís).
EN PLENO VERANO, un poema de Margaret Atwood (Ottawa, Canadá, 1939)…:
EN
PLENO VERANO
Estamos en pleno verano,
el final de nuestra vida aquí ya se acerca.
¿Para qué construimos vallas?
No hay nada que podamos dejar afuera.
La mostaza silvestre, las larvas de polillas, las
orugas
empujan los lindes de este espacio
que nos ha llevado diez años escardar.
Los campos, de exuberante verde y desolados
como promesas, todavía fingen
que nos pertenecen. Pero nada
nos pertenece, ni siquiera las tumbas
al otro lado de la carretera, con los
nombres claramente cincelados.
Confiamos en que los manzanos,
muertos y vivos,
se despidan de nosotros.
Pero eso no sucede.
De
Margaret Atwood Historias Reales
(2010. Barcelona: Bruguera. Traducción: María Pilar Somacarrera Íñigo.)
viernes, 12 de febrero de 2021
UNA ÚLTIMA VISITA A T.S. ELIOT y LA CONDICIÓN DE POETA, dos poemas de Raúl Vera Ocampo (La Rioja, 1935)…:
UNA
ÚLTIMA VISITA A T.S. ELIOT
Tampoco yo tengo esperanza
de volver
amigo mío poeta
que marcó una constelación
plena
en mi desvelo joven,
cuando todo parecía
digno de hacer
y la luz titilaba
en el fondo
de las cosas;
ese lugar de desafección
vino después
crespuscular
y raudo
aunque todavía
la tierra
no era baldía
y mi trueno no emitió
una palabra
en su herida prematura.
Claro que pronto
tuve presentimientos
y vértigo de saber,
lo que está sólo vivo
sólo puede morir. Y todo
tiende al silencio
pero así conviví
con parte de mi carne
y parte de mis ropas
de tarde en tarde
como un viejo ventrílocuo
cansado de hablarse
a sí mismo;
pero llegaron
tus Four
Quartets
en inglés y en la versión
de Wilcock ejemplar
hasta siempre.
¿Cómo existir
con ese triste tiempo
estéril
antes y después
sin saber
cuándo es mi principio
y cuándo mi fin?
Luego vaticinaste
que la tierra entera
era, es nuestro hospital
y supe que no se sana
de enfermedades incurables
porque el alma
y sus subsuelos, laberintos,
catacumbas y calvarios
llenan las grietas
de esa roca,
la sombra de esa roca.
También quedó grabado
en mi tu sello:
un pueblo sin historia
no se salva del tiempo,
y he crecido en años
viendo correr
fábulas que simulan
ser historia, hombres
huecos
que hilvanan, así lo dijiste,
una trama
de momentos intemporales
sin pertenecer
más que a un pasado
que se anega
de sin remedios
de desencantos teñidos
por iras y resentimientos,
la futilidad
del frustrado inútil
y nada se arreglará
porque la rosa
y el fuego nunca
serán uno.
Mi tiempo se acaba
y no sé cuál es
mi principio o mi fin
porque no puedo
construir una historia
que una las piezas
no sólo las que faltan
sino las que tengo
y mi ilusión
se achica
en este terreno
sin nombre,
una tierra baldía,
que no podré recordar
ni nombrar
en libros, citas
o simplemente memorias;
ojalá la palabra
siga siendo la palabra
a pesar de estar gastada,
perdida o no dicha
ni oída,
esa palabra sin palabra
que alguna vez
dio vueltas en torno
a la palabra silenciosa.
Amigo Eliot,
poeta de otros años
en los que temía
ser despertado
por voces humanas
y ahogarme
sin saber por qué
hoy comparto
todas esas voces
y sueño por noches
enteras
en un viaje no
de los reyes magos
ni en un canto para Simeón,
tal vez en un río
como un fuerte dios
pardo
que me diga
aunque no tenga esperanza
de volver,
que todo mi principio
y todo mi fin
son una corriente
intermitente pero continua
que alcanzará
orillas
allá a lo lejos
en el clamor
de lo infinito.
Shantih
shantih shantih
Nota:
Shantih repetido es la conclusión formal de un Upanishad. “La paz que supera a
toda comprensión”, es el equivalente. (nota de T.S. Eliot para The Waste Land).
LA
CONDICIÓN DE POETA
A Alberto Girri
Me hablan
de vocación
o inspiración
y tantas
reuniones
de circunstancias
que uno
nunca tiene
en cuenta
al escribir,
¿qué sería
de mí
si al borde
de la escritura
cavilara
sobre si estoy
iluminado
o creo
firmemente
en un futuro
de páginas
borrosas
como peces
sin agua?
Si el fin
último
es el silencio
nada mejor
que acompañar
en la letra
su ascenso
sin pausa,
porque lo que queda
es el fin
del día,
un crepúsculo
quejoso
y su balance
está en el rédito
que calla,
y la mejor expresión
es la que omite
un misterio
que rubrica
la existencia.
Una tarde
me describió Girri
magistralmente
la unción en el final
de una trayectoria
y todo
lo que se ha hecho
o tratado de hacer
reducido
a un aforismo,
epígrafe
digno de saber
un conocimiento
que tarda
y se aprende
en una vida
de altibajos
pero que sirve
para comprender
lo incomprensible,
el sentido
del poema.
Quiero ahora,
como Girri,
llegar a ese estado
en que la condición
necesaria
no es convertirnos
en profetas
ni sabios
o sacerdotes
de lo inentrañable;
quiero
solamente
concebir
en mi riesgoso
destino
ese infinito
silencio
que nos cierra
y nos abre
a la verdad
de las cosas.
De
Raúl Vera Ocampo Antología Poética 1955 –
2009 (2011. Buenos Aires: Editorial Vinciguerra. Vinciguerra Colección
Metáfora.)
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2012/09/version-de-alberto-girri-1919-1991-de.html
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2020/02/blog-post.html
domingo, 7 de febrero de 2021
Lugar vacío en la celebración, un poema del poeta, ensayista y traductor español José Ángel Valente (Orense, 1929 - Ginebra, 2000)…:
Lugar vacío en la celebración
Yo nací provinciano en los domingos
de desigual memoria,
nací en una oscura ratonera vacía,
asido a dios como un trapecio a punto
de infinitamente arrojarme hacia el mar.
Nací viscosamente pegado a los residuos de mi vida,
rodeado de amor,
de un amor al que aún amo más que a mis propios huesos
y al que tan sólo puedo odiar sin tregua
por habérseme dado para dejarse así morir
de triste, de irrisorio,
siendo mayor que tantas muertes juntas.
Yo nací vestido de mimético niño
para descubrir en tanta reverencia sólo un óxido triste
y en las voces que inflaban los señores pudientes
enormes anos giratorios
de brillante apariencia en el liso exterior.
Los pudientes señores
llevaban bisoñé.
Después, un viento hosco barrió la faz de aquella tierra.
Hubo prudentes muertos, cadáveres precoces
y muertos poderosos cuya agonía aún dura,
cuya muerte de pulmones horrendos
aún sopla como un fuelle inagotable.
Y yo empecé a crecer entonces,
como toda la historia ritual de mi pueblo,
hacia adentro o debajo de la tierra,
en ciénagas secretas, en tibios vertederos,
en las afueras sumergidas
de la grandiosa, heroica, orquestación municipal.
Nací en la infancia, en otro tiempo, lejos
o muy lejos y fui
inútilmente aderezado para una ceremonia
a la que nunca habría de acudir.
De Tina Escaja Antología de la Poesía Española Contemporánea de los 50 al Ciberpoema (2002. Buenos Aires: Editorial Tres Haches. Introducción Tina Escaja.)