viernes, 8 de marzo de 2013

Dos poemas de la escritora, traductora y periodista italo-brasileña Marina Colasanti (Asmara, antigua colonia italiana de Eritrea, 26 de septiembre de 1937) en versiones de Florencia Fragasso extraídos del primer número de la revista Hablar de Poesía (junio 1999). Y muy feliz día de la mujer mundial! N.


Viernes por la noche


Viernes por la noche

              los hombres acarician el clítoris de las esposas

             con dedos mojados de saliva.

             El mismo gesto con que todos los días

             cuentan dinero papeles documentos

             y hojean en revistas

             la vida de sus ídolos.

Viernes por la noche

              los hombres penetran a sus esposas

              con tedio y pene.

              El mismo tedio con que todos los días

              enfilan su auto en el garaje

              el dedo en la nariz

              y meten la mano en el bolsillo

              para rascarse los huevos.

Viernes por la noche

              los hombres roncan boca abajo

              mientras las mujeres en lo oscuro

              encaran su destino

              y sueñan con el príncipe encantado.


 Yo soy una mujer

Yo soy una mujer

a la que siempre le gustó

menstruar.

Los hombres vierten sangre

por dolencias

sangrientas

o puñales clavados,

encarnada urgencia

a ser estancada

encerrada

en la mañana oscura

de la arteria.

En nosotras

la sangre aflora

como fuente

en lo cóncavo del cuerpo,

ojo de agua escarlata,

encharcado satén

que se escurre

en hebras.

Nuestra sangre se da en mano besada,

se entrega al tiempo

como al viento la lluvia.

La sangre masculina

tiñe las armas

y el mar,

empapa la tierra

de los campos de guerra,

salpica las banderas,

mancha la historia.

La nuestra, contenida

en blancos paños,

resbala sobre el coxis,

persigna el lecho,

manso sangrar sin grito

que anuncia

las redes de la hembra.

Yo soy una mujer

a la que siempre le gustó

menstruar.

Pues hay una sangre

que corre hacia la Muerte.

Y la nuestra

que se entrega a la luna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario