domingo, 1 de abril de 2018

Un poema de Charles Simic (Belgrado, Serbia, 9 de mayo de 1938) en versión de Mario Lucarda:















DOMINICALES

La matanza de los inocentes
nunca se acaba. Esto es más o menos
de lo que siempre podemos estar seguros, cariño,
incluso más seguros que del asado
que sacan del horno.

Es domingo. Los feligreses
salen en fila lentamente de la iglesia
al otro lado de la calle. Muchos
llevan Biblias en las manos.
Es el vago deseo de la verdad
y el imponente miedo a ella
lo que les hace acudir
a pesar del radiante día de primavera.

En el recibidor, el viejo chucho
precisamente ahora tiene la honestidad
de gruñir a su propia imagen en el espejo,
antes de arrastrarse a la cocina
donde está el cordero asado
en tus manos extendidas
oliendo a ajo y a romero.

De  poesía 080 (2002. Barcelona.)



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