lunes, 1 de octubre de 2018
Un poema de Wallace Stevens (1879, Reading, Pensilvania – 1955, Hartford, Connecticut)…:
DICIENDO ADIÓS, ADIÓS, ADIÓS
Sería como decir adiós, como llorar,
como llorar, gritar, en son de despedida,
adiós en la mirada y adiós en el centro,
tan sólo estarse quietos sin mover una mano.
En un mundo sin cielo futuro, las paradas
serían como finales, más hondos que partidas:
sería como decir adiós, decir adiós.
tan sólo estar allí, meramente mirar.
Ser uno mismo, un ser singular, despreciar
a ese ser que ha cedido, tan poco, que ha
ganado
tan poco, demasiado poco que le preocupe,
viajar hacia ese clima siempre alegre, beber
de tu taza y jamás decir una palabra,
o dormir, tranquilamente tumbarse allí,
tan sólo estar allí, meramente ser visto,
sería como decir adiós, adiós, adiós.
Se goza practicando. Si bien ellos practican
de sobra para el cielo. ¿Existe aquí otra cosa
distinta de este clima, siempre alegre, qué
alma
tengo yo que no venga directa desde el sol?
De Wallace Stevens El hombre de la
guitarra azul incluyendo Ideas
de orden (2003. Barcelona: Icaria Editorial S.A. Traducción, prólogo
y notas de Julián Jiménez Heffernan.)
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