domingo, 24 de febrero de 2019

Cinco poemas de Mercedes Álvarez (Tandil, 1979) incluidos en su nuevo poemario editado en la Colección Pez náufrago de Ediciones del Dock y que se titula DEL DETERIORO:





TODO EL TIEMPO QUE PASÉ
muriendo de hambre
frente a platos de comida semi vacíos
fue porque quería un vaciamiento del alma
nunca encontré que mi cuerpo tuviera
algo que ver con mi espíritu.


SOY UNA PREOCUPACIÓN
reverencia sutil del tiempo
que me da la mano y me la quita
según le da
tengo que mirar un espejo
para creer
de verdad en el paso de los años
tengo que mirarme las manos
que antes empuñaban plumas
y ahora aprietan teclas
y llorar a veces
porque eso deforma los rasgos
y envejece las facciones
y uno pierde la columna en un escritorio
frente a una mesa.
Soy una mujer salida de otra mujer
espacio lúdico entre úteros
mi madre me escribe y dice
murió joven

qué son ochenta años
comparados con la eternidad.


HABRÁS SUBIDO
por una calle cualquiera al tiempo
que percibías los signos del deterioro:
una baldosa rota
donde antes había una
apenas levantada
habrás visto
los líquenes invadir
paredes antes blancas
en tu camino diario siempre sobresaltado
por pequeñas tragedias cotidianas
-un auto que esquivás
el agua que cae de un radiador en la manga
de tu camisa-
habrás comprendido la naturaleza del deterioro
viniendo como venís
de una casa:
ayer se rompió la luz del baño
las sábanas acusan manchas

que no salen. Habrás observado una arruga más
marcar el gesto en la comisura de tu boca
el paulatino oscurecimiento de las paredes
los esfuerzos de los obreros
por detener
el paso del tiempo
sobre las construcciones
sobre los siglos.
Habrás pensado
en la civilización con asombro
la vida muro de contención
represa invisible
una manera de dar paso
a la posibilidad.


EL INTELECTO NO ME ACOMPAÑA ESTA TARDE
hay sensaciones vagas, melancolía en las palabras
una hoja arrastra a otra hoja
y todas juntas ruedan sobre un colchón de agua
deshaciendo toda posibilidad de nervadura.
Dejemos de lado lo que no tiene solución:
La necesidad de predicciones:
¿me levantaré para trabajar mañana?
¿vivirá mi padre hasta los ochenta años?
Y la necesidad de certezas:
(¿me querés?)
(¿nos encontraremos hoy?)
Porque ayer soñaba que paseaba por un bosque sola
lilas salvajes irrumpían en olores nuevos
las grietas de los árboles cumulaban resina
yo era esto y lo otro y lo de más allá
ninguna certeza, ninguna predicción
excepto levantarme
de golpe
como un resorte.
Tengo sueños
tan tiernos y tan trágicos
metidos dentro de ciertos modos de ejercitar
de una cierta retórica, podría decirse.


ES UNA EDUCACIÓN LA LIMPIEZA DE UNA CASA
cortejo de los objetos
aplicación de fuerzas manuales
reversión de la falacia
que dice que dominamos las cosas.


De Mercedes Álvarez Del deterioro (2019. Buenos Aires: Ediciones del Dock. Colección Pez náufrago.)


Mercedes Álvarez nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en 1979. Vivió en Mar del Plata hasta los diecinueve años. Entre 1998 y 2006 residió en España, donde se licenció en Sociología por la Universidad Pública de Navarra. Realizó un máster en Gestión Cultural. Publicó los libros Vecinos (Baile del Sol, España, 2010), Historia de un ladrón (Caballo de Troya, España, 2010), Imitación de los pájaros (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2013), Ficciones súbitas (comp., Eds De aquí a la vuelta, Buenos Aires, 2013), Saigón (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015), El cuerpo intacto (plaquette. Pen Press, NY, 2016) y Grow a lover (Pensamientos Literarios, Buenos Aires, 2018). 


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