sábado, 27 de abril de 2019

Dos poemas de Juan Lázaro Rearte incluidos en "Fantasmas Territoriales", su flamante poemario editado por Textos Intrusos para precalentar la presentación de HOY sábado 27 de abril en la temprana tarde porteña...




















12. un cuento 

en cerdeña chocó un tren
el cuerpo de una británica
el cuerpo de un italiano
están juntos ahora sin vida
fueron despojados de todo
y se aferraron a sus libros
un gesto de fe y de amor
sus lecturas están en el aire
ella leía leopardi él byron (creo)
las pericias dirán el resto
acá quedaron las palabras


25. Variaciones sobre un poema de Bettina Brentano 

25.a Rápidamente cae el sol en la tarde*

Rápidamente cae el sol en la tarde, 
Se apaga el fresco azul en brasas púrpuras 
La quietud del ocaso bebe todas las cimas. 

La marea brama y se desploma en espumas de plata, 
Empuja impasible a la juventud hasta su agotamiento 
Se mece el mapa estelar en el espejo de las olas. 

Sobrevuela en silencio el águila, arriba en el cielo, 
Persistente como en un profundo sueño; 
No precisa de ramas, silencia todos los vientos. 

Sonriente, sin esfuerzo, con divino ritmo, 
Como todo el cielo atraviesa la niebla 
Marcha Helios flotando sobre las campiñas. 

Húmedos por el encantador rocío los divinos labios 
Entonan la canción del espíritu entre todos los espíritus, 
Fluye la fuerza entre todas las fuerzas. 

En los tiempos de las melodías del destino, 
Armónicamente se entretejen unas con otras 
Como en las flores las tonalidades claras y oscuras.

Y la rejuvenecida sabiduría heladas cimas 
Levanta desde el caos de las viejas mentiras 
Asciende hacia el espíritu ideal. 

Se mecen con suavidad las flores en la orilla 
Las despertó de un dulce letargo su canción 
De una dulce canción en el sueño. 

¿No debería espiar la divinidad? 
¿No debería espiar la divinidad? 
Así vería el sagrado esplendor de las flores, 

Vería la abundancia de la vida por la mañana, 
A la naturaleza respirar como si recién naciera. 
¿Pero sabría que no ha sido ningún sueño? 


25.b 

Se desliza en una pendiente 
Hasta apagarse en silencio 
Entonces la estampida eterna 
Derrama su agitación 
          En el lecho del sueño 
Esparce un manojo de signos 
Huellas de espuma en el cielo 
Se rinden los miembros 
Se reanima desde su fosa la melodía 
No necesitamos remover 
Más que piedra 
Para arrancar de la sensación algo cierto 
El mar restaura sus espectros el mar 
En la noche suprime el lenguaje 
Con su lengua nos trae 
El trabajo continuo de la memoria 


25. c

cargás la noche 
suprimís el día 
queda restaurado el silencio despoja 
a las piedras del tiempo 
reanimados por la vida 
un golpe de aire 
rendidos 
conmovidos por el intenso 
y continuo péndulo del mar 
derramados por nosotros 
estampados de sombras 
ahogados por el sueño 
deslizados 
apagados 


25.d 

flores en la orilla de un cañadón 
soles pequeños sumergidos en la noche 
aquí llegan los espectros vencidos 
la extenuante marcha no tiene fin 
en este suelo de penurias de arcilla pero nuestro 
se alimentan de la luz y de su eterna canción 
y abren un silencioso canal en la oscuridad 


 *“Eilt die Sonne nieder zu dem Abend”, en Die Günderrode, 1840. 








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