jueves, 14 de noviembre de 2019
SONATA DEL JUEVES incluida en CRÓNICAS DEL PAÍS DE NUNCA JAMÁS (Nuevos caprichos de Juancito Caminador y Otros testimonios) de Raúl González Tuñón (Ciudad de Buenos Aires, 29 de marzo de 1905 - Ídem, 14 de agosto de 1974):
SONATA
DEL JUEVES
Hay un cuento del cautivante Bret Harte que
merece figurar junto a otros, inmortales (“Ojos con sueño”, de Chéjov; “Boda de
sebo”, de Maupassant; “Crainqueville”, de Anatole France; “Preludio”, de
Katherine Mansfield, y otros hallazgos de síntesis expresiva: “Los desterrados
de Pocket Flat”. Recuérdese a Oakurst, quien viendo cercana la hora de su
muerte grabó en la corteza de un árbol su propio epitafio: “ Aquí yace el
célebre jugador Oakurst”…
Como los jugadores fulleros tienen algo de
prestidigitadores y el personaje del magnífico glosador del oeste norteamericano,
que hacía maravillas con los naipes y los dados muere en jueves, en el relato,
ese es el día que señalan para sus reuniones los que pertenecen al gremio
universal de la magia. La idea surgió en California y se extendió por el mundo.
Son los precursores del número vivo y que
en su caso es el número de los más vivos, pues no hay prestidigitadores sin
viveza, es decir, sin esa tendencia criolla a la inspiración.
Es un sindicato trashumante, que se da la
mano en los recodos del camino con los buhoneros y con los linyeras.
Hay varias clases de prestidigitadores.
Desde el clubman elegante, amateur, que lo hace por deporte, hasta el pobre
asalariado de los circos pobres; desde
el juglar de Notre Dame al escamoteador del viejo Paseo de Julio, el de la
mosqueta, a quien suele vérsele en algunas estaciones de ferrocarril, cerca de
los mercados u otros sitios popularmente transitados; pícaro que esconde la
moneda en la cáscara de nuez o da el
dulce mostrando el as de la baraja que viene tras cartón y desvalija al -también
pichón de pícaro- que apuesta seguro al triunfo.
El prestidigitador conoce asimismo El Otro Lado
de la Estrella, por eso le dedicamos un poema, extendiendo el símbolo a la
vocación del canto, donde por ahí se dice:
“Truco mágico, ilusión,
Canción, paloma y baraja.
Todo
cabe en una caja,
Todo, menos la canción”…
Juancito Caminador que,
como los juglares, tiene algo de prestidigitador, cuenta en “Miércoles de
Ceniza” la triste historia de un alegre prestidigitador que se desvincula del
circo y sale solo del camino. Lleva un conejito con el cual realiza el
estupendo truco de la calavera que come lechuga. Le va mal y un día apenas
tiene dinero para adquirir una lechuguita. Y cuando ante la expectativa de los
escasos espectadores va a realizar la prueba, nota que el conejito, pasado de
hambre como él, se la había comido.
De Raúl González Tuñón Crónicas del país de nunca jamás (1965. Buenos Aires: Ediciones La
Rosa Blindada.)
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