lunes, 1 de junio de 2020
[AL CENSOR] y [AL QUERIDO SEÑOR DIOS] dos cartas de Malcolm Lowry (Birkenhead, Gran Bretaña, 1909- Ripe, Sussex, 1957)…:
[AL
CENSOR]
[1236 W.11th
Street]
[Vancouver,
Columbia Británica]
[Junio de 1940]
AL CENSOR
Señor:
El autor del presente libro* es un inglés
que ha estado viviendo en Estados Unidos durante los últimos seis años. Al
estallar la guerra se ofreció voluntario al Reino Unido, pero se le ordenó
permanecer en Canadá, donde se hallaba de visita y donde en aquellos momentos
le fue imposible alistarse. Por tanto, teniendo tiempo entonces, y sin
posibilidad de saber cuánto duraría esta situación, tras consultar con su amigo
John Buchan, barón de Tweedsmuir, comandante en jefe de los ejércitos
canadienses y gobernador general de Canadá, decidió que el modo más útil de
ocupar su tiempo sería continuar su trabajo y escribir este libro para el que
tomó notas en una visita a México en 1936-1937, donde durante un tiempo fue
corresponsal de un periódico inglés liberal. El libro, concebido pura y
simplemente como una obra de arte, es implícitamente –aunque no es político–
una denuncia del nazismo y sus métodos.
Los personajes discuten y sufren y
sostienen opiniones distintas, de lo contrario no sería una novela, pero no se
trata en absoluto de una novela pacifista o “veladamente subversiva”. El personaje
principal de la novela es un joven estadounidense que no se da cuenta de que su
propio país puede estar en peligro hasta que no se expone con claridad
el tipo de filosofía que subyace en un amargo ataque personal dirigido a
él y a su país. El libro fue discutido con Lord Tweedsmuir,
quien se ofreció a ayudar al autor para que pudiera seguir trabajando
en él, y, sin más razones que éstas, el
autor espera que usted permita que el libro siga su camino con su aprobación,
ya que considera que el acabarlo y publicarlo forma parte del cumplimiento de
una promesa hecha al último gobernador general de Canadá, ya fallecido (véase
carta adjunta). El MacTavisch que se menciona en la carta que le adjunto es el
editor del Vancouver Daily Province,
para el que el autor ha escrito algunos artículos sobre la actitud de Estados
Unidos con respecto a la guerra, etc.
Malcolm Lowry
* Bajo el Volcán, novela que envió a Whit Burnett
(escritor y director, junto con Martha Foley, de la revista Story) junto con esta carta, escrita en
prevención de hipotéticos problemas en la aduana.
[AL
QUERIDO SEÑOR DIOS]**
Querido Señor Dios:
Te ruego encarecidamente que me ayudes a
ordenar este trabajo, aunque parezca feo, caótico y pecaminoso, de modo que sea
aceptable a Tus ojos, para que de este modo, según le parece a mi cerebro
desordenado e imperfecto, pueda alcanzar los más altos cánones del arte,
abriendo, no obstante, nuevos caminos y rompiendo viejas reglas cuando sea
necesario; tiene que ser estimulante, tempestuoso, atronador, la vivificante palabra
de Dios debe sonar en él proclamando la esperanza para el hombre, y sin embargo
tiene que ser también equilibrado, grave, lleno de ternura y compasión, y
humor: como el escritor se halla él mismo cargado de pecados, si se le deja
solo no puede escapar a conceptos en ocasiones falsos e inanes, y somete su
voluntad a la de una bandada de becacinas que lo llevan por senderos
equivocados… Por favor –creo que necesitas escritores–, deja que verdaderamente
Te sirva como tal, convirtiendo este material en algo grande y hermoso, y si
mis motivos para escribir son oscuros, y si ahora las palabras están dispersas
y a menudo faltas de sentido, por favor, perdóname por ello, pero, Te lo
suplico, pon alguna Musa, algún Nordahl Grieg –ángel del arte– a mi
disposición para ordenarlas de un modo bello; por favor, ayúdame, de lo
contrario estoy perdido. Mis plegarias también para san Judas*** , ¡querido
patrón de los imposibles!
[sin
firma]
** Como
colofón a esta selección de cartas, se incluye un documento entrañable, una
súplica, en forma de carta, dirigida al Querido Señor Dios, que se encontró
entre los papeles póstumos de Lowry y en la que se pone de manifiesto su alto
concepto de literatura y de la misión del escritor, así como su lucha constante
por permanecer fiel a sí mismo y a su vocación, a pesar de los graznidos de los
críticos… En una palabra, su entrega incondicional a la literatura, el
viaje que nunca termina.
*** Se refiere a san Judas Tadeo.
De Malcolm Lowry El viaje que nunca termina Correspondencia
(1926-1957) (2000. Barcelona: Tusquets Editores. Selección, prólogo y
traducción de Carmen Virgili. Marginales 185.)
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