jueves, 23 de enero de 2025

"Cuando Te Cuente" nuevo single de Gastón Caba disponible desde el día de la fecha -HOY miércoles 23 de enero de 2025- en todas las plataformas digitales y en su bandcamp encontrarán unas "liner notes" de un fervoroso servidor "Devoto de libros y discos" de este añejo y obsoleto blog escritas recientemente con sobresaltos temporales embargado de intransferibles emociones como no oyente presencial etcétera y etcétera... ¡Bienvenidos a CTC (Cuando Te Cuente)! ¡Pulsar play, ajusten todos sus cinturones, ahí vamos! :) FNDB

 

se lanzó el 23 de enero de 2025 
Guitarra, voz e instrumentos virtuales: Gastón Caba 
Grabada de manera casera en Vilagarcía de Arousa, Galicia. Enero de 2025. 
Sugerencias en la mezcla y masterización: Guido Moretti.
© Música: Gastón Caba 
© Letra: Jorge Asís licencia todos los derechos reservados 
 


  LINER NOTES:

Hace muchos pero muchos veranos atrás, en el cada vez más hondo pozo del pasado que puede ya no ser verdad, me encontraba yo zigzagueando calles porteñas desde la disquería Bird que quedaba enfrente a la Jefatura de la Policía Federal sobre la calle Moreno hacia Oíd Mortales Discos a metros del Obelisco. Pero cuando iba atravesando Plaza Congreso, a media tarde, con la idea de pasar primero por la librería El Vitral que estaba casi al comienzo de la calle Montevideo, me llamó la atención una gran manta con libros totalmente desordenados, colocados de maneras absurdas en la mitad de la plaza y sin mantero/librero alguno presente custodiándolos. Todo muy desconcertante, libros y más libros desparramados que parecían libros abandonados a la intemperie. Incluso pilas de libros sobre el pasto como si fueran gente apoyada sobre una baranda de un solario de pileta de natación intentando broncearse o próxima a zambullirse para darse un refrescante chapuzón o pilas de libros colocados en forma de cruz y otras pilas en círculos y más libros sueltos y bolsas de consorcio negras del tamaño más grande tiradas por todos los alrededores. Recuerdo pensar que tenía frente a mis ojos una instalación de alguna índole y me puse a mirar en todas las direcciones sin saber muy bien qué pensar y por donde comenzar a revisar porque no cabía otra opción que arquearse hasta donde alcanzaba la vista, con el Congreso de la Nación de fondo, para ver de qué iba todo eso y de qué libros se trataba,  exigiéndome por cierto, el despliegue de poses algo estrambóticas, que podrían haber sido juzgadas como montajes bizarros de haber existido en ese tiempo las redes sociales y “las prótesis de mano/extensión de brazos” que es la telefonía móvil hoy en todas sus formas. Era una tarde de sol, en un mundo antiguo sin Google, tal vez un mundo más lento, donde todas las cosas duraban más o al menos en donde los hits del verano podían durar hasta bien entrada la nueva estación primavera por venir. En la plaza, la persona más próxima a “la instalación/puesto de libros” era un señor mayor que vendía helados. Fui en su dirección y le pregunté por el tendal de libros que teníamos frente a nosotros y me dijo que el señor que acarreaba todos esos libros había ido al baño de algún lugar cerca, así que aprovechara para revisar por si encontraba algo que me interesara porque éste estaría próximo a regresar y trasladaría con suma impaciencia y fastidio la manta con un carrito de supermercado en varios viajes –que dicho sea de paso un carrito que brillaba por su ausencia a simple vista- sobre la vereda de Avenida de Mayo, pasando el restorán Plaza España, casi a la altura de la avenida más ancha -¿y larga?- del mundo. Esa fue la primera vez que me topé con Señorita Vida, el debut -y despedida- poético de Jorge “El Turco” Asís editado por el Instituto Amigos del Libro Argentino en 1970. Era un ejemplar ajetreado, con persistentes manchas de humedad en todas sus páginas, no había referencia biográfica alguna del autor pero sí una calurosa dedicatoria estampada de puño y letra a un doctor del que lamento no poder recordar con puntillosidad su apellido. La dedicatoria no era escueta y seguramente haya sido la primera vez en mi vida que haya visto una dedicatoria por así decir algo extensa y que no contuviera las muletillas “con cariño” o “con un abrazo de” seguido al garabato ilegible de la firma del autor. Esa dedicatoria contenida en mi ejemplar de Señorita Vida era cándida y afectuosa, escrita -si mal no recuerdo- en letras cursivas que por su claridad y franqueza parecían salidas de un informe docente en boletín de calificaciones o cuaderno de comunicaciones. Como sea, en lo personal, me hizo fantasear que si algún día llegaba a publicar un libro, iba a ser un modelo a seguir dicha dedicatoria, e iría a tomarme un tiempo para no querer sacarme jamás de encima y así nomás el compromiso de dedicar un ejemplar de mi autoría, sino más bien tomarme un tiempo récord y a puro vértigo, a la velocidad de la luz, para encontrar las palabras justas, preferentemente amenas y así agradecer su adquisición a ese potencial lector que está ahí, a metros de uno, esperando, la mayoría de las veces, con expectación sobre que irá el autor a poner, etcétera y etcétera. Pero fue con el correr de las hojas siguientes, todas impregnadas con el persistente sello aureola de humedad calamar, cuando di por vez primera con el poema “Cuanto te cuente” que comencé a leerlo de un tirón en estado de shock, motivo más que suficiente para comprar por unas monedas Señorita Vida sin asociar que dicho poemario pertenecía al mismísimo Jorge Asís. Esa asociación y dato no menor sucedería años después gracias a la mesa chica de la inolvidable revista La Novia de Tyson cuando los últimos directores de la revista –“y entonces quedaron tres”- (Rodolfo Edwards, Marcelo Manuele y Martín Carmona) mientras preparaban la presentación del que iba a ser el último número de La Novia de Tyson en un atestado evento que congregó a todas las tribus porteñas en La Capilla donde funcionaba La Nave de los Sueños me pusieron en aviso que tenía conmigo una incunable edición y que Asís era el mismo Jorge Asís “El Turco” quien renegaba de ese conjunto de poemas en su totalidad porque le parecían “malísimos” y por eso no computaba para él su poemario dentro del corpus de su vasta obra. Esa noche, en zona “Downtown CABA”, más precisamente en el viejo bar La Cigale de una planta, a los Tysons se les ocurrió pedirme que llevara a la noche de La Capilla mi ejemplar de Señorita Vida así se lo mostrábamos al poeta Alfredo Carlino, amigo de Asís, para provocarle un garantizado estallido de carcajadas por la sorpresa y así intentar tirarle de la lengua para que pusiera en contexto algo más de Asís y su Señorita Vida. Recuerdo expansiva, acalorada y con mucho punch la conversación con los Tysons sobrevivientes aquella noche y que en un hueco de silencio que se hizo en las conversaciones tomarme un segundo para cerrar mis ojos y haber evocado para mis adentros el arranque de “Señal que te he perdido” de Andrés Calamaro en el disco Nadie Sale Vivo de Aquí para así tratar de defender de por vida cualquier poemario iniciático: “Abro la puerta/ como un poeta/dándose a conocer/…”. Muchas cosas. Pero ya es hora de empezar a dar saltos ornamentales de años hacia el futuro y ahora estamos ya en algún momento de la primavera del año 2007 y estoy al frente de El Monte Análogo Radio, un programa que se emitía al rojo vivo los días domingos con la utópica finalidad de salvar vidas en la franja horaria universal suicida que cada domingo se extiende entre las 19 horas y la medianoche. Allí, ya transformado el programa en una performance impredecible de experiencia radial -de la que apenas queda registro al verano 2025 en curso- y en un insospechado laboratorio instantáneo de canciones fue cuando Gastón Caba comenzó a ampliar su cancionero de Flavia and The Motonets y empezó a barajar en paralelo el lanzamiento de su propio proyecto solista. Entonces Gastón comenzó a cantar algunos poemas favoritos que domingo tras domingo -fueron 154 domingos en continuado- yo iba compartiendo al aire y él iba detectando microscópicamente cuáles poemas pedían -y podían- ser cantados y el primero fue -cómo no/obviamente – “Cuando te cuente” y aconteció una conmoción instantánea entre todos los que estuvimos ese anochecer de domingo en “una.radio”, una conmoción lo más parecida a un momento de "felicidad feliz". Porque dicha canción tocada en vivo generaba empatía y producía mucha felicidad. Bien nítidas retengo imágenes del público asistente sonriendo, bailando y bailando, con miradas que se perdían hacia el escenario con un hilito de lágrimas asomando y cabezazos, muchos cabezazos de aprobación, y el chisme por lo bajo entre los entendidos que alertaban a los que tenían más confianza que estaban enfocados prestando atención al show de Gastón: atenti/ojito que esta letra es de un poema de Jorge “El Turco” Asís. Y paro aquí, para no abrumar dado que no puedo ser nada objetivo y un yo lírico con mi viejo corazón mío más jovial aunque no menos fervoroso estuvo ahí: en esa Plaza de Congreso a la tarde donde encontró a la Señorita Vida, en esos domingos análogos de radio donde lo entregamos todo y en esas fechas de Gastón Caba solista en Rosario -su debut- & varias posteriores en La Ciudad de la Furia así que quiero por fin, aquí y ahora, en otra tarde de antiquísimo sol allá arriba en las alturas, celebrar y seguir celebrando esta nueva y definitiva versión de “Cuando te cuente” por Gastón Caba con la Organización de las Soledades Unidas (OSU), con todas las familias y con todo el Planeta Tierra entero aún en tiempos tan convulsos como los que tocan vivir. “¡Gracias por escuchar!”

 

                                                                  Felipe Nicolás Domínguez Bedini

 

Miramar –“La Ciudad de los Niños”-, ciudad costera

del Sudeste de la Provincia de Buenos Aires,

Balneario Charly, Miércoles 22 de enero de 2025, 16:30

República Argentina, Hemisferio Sur.


https://gastoncaba.bandcamp.com/track/cuando-te-cuente-2 




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