domingo, 22 de marzo de 2020
Dos poemas de Rod McKuen (Oakland, 1933 – Beverly Hills, 2015) en versión de Jorge Ferrer-Vidal. UN RECUERDO PARA BENSON GREEN, EN SU VIGESIMOSÉPTIMO ANIVERSARIO pude leerlo en mi lectura sorpresa en el marco de la segunda función de Vuelta al Cole con… Gente Conversando en Roseti el pasado sábado 14 de marzo. En la función inaugural de apertura –el sábado 7 de marzo-quise cerrar mi lectura como invitado soporte con PENSAMIENTOS ANTE EL HALLAZGO DE MI COCHE ROBADO UNA MADRUGADA DE DOMINGO EN LA ESQUINA DE HUNGRY I pero no logré encontrar el poema pese a haberlo buscado un par de minutos en mi show y que me parecieron de una nerviosa eternidad, incluso acudiendo al índice y nada, dichos PENSAMIENTOS se habían evaporado de mi vista así que terminé colando un poema de Richard Brautigan más mi poema Decirte al oído… A continuación ambos poemas de Rod McKuen entonces a modo de memorabilia pre cuarentena obligatoria y/o al borde de la misma, a modo de memorabilia de la doble función/doble acto inaugural Vuelta al Cole con…Gente Conversando en Roseti:
UN
RECUERDO PARA BENSON GREEN,
EN
SU VIGESIMOSÉPTIMO ANIVERSARIO
DESPUÉS de haber experimentado en mi persona la edad
me consta que los veintisiete pueden ser
dificultosos.
Pero existen los desayunos dominicales
y los
campos de abril
azul sobre otro azul
y cosas
verdes que crecen
para cambiarlo todo.
Sé que la primavera es dura porque uno espera el
verano
y que el otoño es peor en absoluto
pues hay que permanecer a solas cuando el invierno
llega.
Sé
que el amor vale lo que se tarda en encontrar.
Pienso en eso
cuando el
mundo entero parece estar compuesto por habitaciones desiertas
y por manos metidas en bolsillos vacíos.
Conozco tu sonrisa
y es demasiado cálida para desperdiciarla en las
gentes de la calle
(aunque
las sonrisas sean abundantes)
y
sé
que si mantienes tu corazón vivo un poco más
te llegará el amor.
Siempre
llega
quizás en el último instante, pero llegará
debes
creerlo así
ya que de otra manera no habrá razón de que tuvieras
veintisiete años.
PENSAMIENTOS
ANTE EL HALLAZGO DE MI COCHE ROBADO UNA MADRUGADA DE DOMINGO EN LA ESQUINA DE
HUNGRY I
QUÉ bien entoné mis
canciones aquella noche
el público unánimemente silencioso
me hizo sentir cierta afinidad con el mundo entero
hasta que salí a la noche y me encontré como dice
Enrico
con que después de todo el mundo es una jungla
en donde existen animales de presa
que aún no han sido bautizados.
Quienquiera que rasgó el vientre
de aquel potrillo salvaje
en espera de encontrar tesoros
obtuvo a cambio un mezquino botín.
Me
robaron para mí las cosas más queridas
el cepillo de dientes y la navaja de afeitar
varios poemas y una canción
que había metido en la maleta
junto con una lista de nombres
que había tardado diez años en completar
y que a nadie servía sino a mí.
Qué hermoso fuego hará
aquella vieja libreta de direcciones
aquellos nombres que carecen de rostro
y que ahora permitirán valorar mi popularidad
por el número de los que me telefoneen.
¿Qué caja
registradora de la mente
puede retener todos aquellos números?
Las gentes nuevas de los últimos cuatro días
son las únicas que me es dado recordar.
Enrico
afirma que lo peor
que un indeseable extraño
ha penetrado en mis cosas
y ha adquirido conocimiento de
mi secreta personalidad.
El seguro
cubre la ropa interior
los trajes, el estuche de afeitar
y el último disco de Catherine Sauvage.
Pero ¿quién
pone precio
a libretas de notas llenas de tonterías
un chiste recordado una anécdota
una letra de canción iniciada y aún sin cantar?
Me
gustaría recuperar
ese libro de notas grueso y negro
porque contiene envejecida y gastada
una lista de la lavandería del amor.
De Rod McKuen Stayan
Street y otros pesares y Escuchad la
ternura (1970. Barcelona: Plaza & Janés S.A., Editores. Selecciones de
Poesía Universal. Versión de Jorge Ferrer-Vidal.)
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