jueves, 9 de agosto de 2012
Amanecer de agosto, otro poema de Juan Ramón Jiménez...
AMANECER DE AGOSTO
¡SOLES
DE AURORAS nuevas contra los viejos muros
de
ciudades que aún son y que ya no veremos!
¡Enfermedad que sale, después de cobrar
fuerzas,
otra
vez al camino, para no ir a su término!
¡Mañana de tormenta, con un vasto arco
iris
sobre
el despierto fin del silencioso pueblo!
—Se sabe
que los vivos amados que están lejos,
están lejos, que están
muertos los que están muertos;—
¡Trenes
que pasan por el sol rojo ladrillo,
deslumbrados
de sangre de tedios polvorientos!
—que ya está para siempre, para siempre
hecho aquello,
que no hay más que
llorar, que ya no tiene arreglo;—
¡Marismas
que reflejan hasta un fin imposible
el carmín del naciente, en cauces medios
secos!
¡Estancias
que una víspera dejó abiertas, ahogadas
de
rosa, ardientemente, por el oro primero!
—la
pureza despierta en bajo desarreglo,
con mal sabor la boca
que ayer besaba al céfiro…—
¡Amores que ya son y que el alba extravía!
¡Besos
apasionados que al alba no son besos!
¡Campos
en que una, antes, amó a otro, pinos tristes,
tristes
veredas, llanos tristes, tristes cabezos!
…¡Eterno
amanecer de frío y de disgusto,
fastidiosa
salida de la cueva del sueño!
De
Juan Ramón Jiménez, Estío (A punta de
espina). 1944. Buenos Aires: Editorial
Losada, S.A. Biblioteca Clásica y Contemporánea.
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