lunes, 27 de agosto de 2012
El jacinto, un poema de Sully Prudhomme en versión de José Antonio Fontanilla
En un jarrón antiguo, descubierto en una tumba
exhumada en Grecia, y hecho de arcilla
pura, de cuello
esbelto y de exquisita línea, moja su
tallo en agua este
jacinto, como emblema que se ofrece a
los ojos.
Tiembla en él un anhelo, y el entreabierto bulbo
desgarra la seda de su fina envoltura.
La raíz se derrama
como una cabellera, y la savia ha dorado
ya el brote verde.
El agua del cielo y la severa elegancia del jarrón lo asisten
para abrirse y para elevar su éxtasis.
Él les debe su flor
y su alto pedestal.
Lo mismo ocurre con la fortuna del poeta inspirado:
la exalta un duelo sublime que nació
lejos del barro natal.
Y entre lágrimas germina y crece su
poema.
De Sully
Prudhomme, Poemas y Pensamientos, Premio Nobel 1901 (1983. Buenos Aires: Ediciones Orbis S.A. Colección Los Premios Nobel.
Traducción de José Antonio Fontanilla.)
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