DOMINGO EN LA ESCUELA
La casa, en la que nadie vivía,
me animó a pasar al interior.
Apoyó el silencio en la pared
celebrando el solitario domingo.
Las hojas la miraban por la ventana
pero era en vano guiñarles un cristal:
el bochorno de plena primavera
colmaba los límites del techo.
En los pupitres, el vacío y el aburrimiento
hacían crujir una vida de madera.
Los recortables cogidos de la mano
danzaban entre saltos por el agua.
Sobre el armario, ocioso, un globo terrestre
-materia de clases venideras-
y un pájaro al que el serrín
le había arrebatado un corazón huidizo.
Amarillas tierras firmes y azules mares
se abrazaban esféricamente entre sí,
el pájaro los tocaba con una de sus alas
eternamente en vuelo.
A vosotros, queridos niños, os será fácil creer
que la tierra es redonda,
y mirar a los ojos del pájaro
sin pena, como si estuvieran vivos.
A nosotros nos contará algo más. Nosotros
lo sabemos: quien disparó al pájaro en vuelo
estaba en una tierra plana,
plana como en una bandeja en la que
hay trofeos, fértiles frutos,
un mineral solar y las vísceras
necesarias para las profecías de guerra.
En unas espaldas postradas por el peso,
los sirvientes de unos voraces banquetes
mecían pacientes, pacientes,
mecían pacientes, pacientes,
la alegoría de un mundo no suyo:
tensando el esfuerzo del cuerpo,
templando el esfuerzo de la humildad
y encerrando en coloridos rostros
la maldición del daño.
Hasta que de la última fibra
nació una exploción conjunta,
hasta que no se convirtió en ley
la ley del vaso colmado.
Y es así como de pie sobre las rocas
de una tierra sacudida de los hombros
asombrados más allá del odio
devolverán al mundo los cinco puntos cardinales.
El quinto será la patria,
la patria de cada uno de ellos.
Desde ahí
cruzo el umbral. Mañana, en ese lugar
se encontrarán los senderos del campo,
los danzantes de papel
empezarán su actuación ya a primera hora de la mañana.
El globo terrestre girará
sobre el eje de las miradas infantiles.
Recorrerá los océanos pacíficos
la escama de la ventana.
Y en la pupila de cristal del pájaro
se verá la desfragmentación de la luz: el arco iris.
Dejé atrás las flores de la entrada.
La sombra se inclinaba detrás de mí,
perseverante y callada compañera,
pensamiento apegado a la tierra:
ya es hora de convertir lo Pasado
en epopeya. Todavía no existe.
De Wislawa Szymborska Canción Negra (2020. Madrid: Nórdica Libros. Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Moloniewicz. Ilustraciones de Kike de la Rubia.)
http://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2018/05/dia-16-de-mayo-de-1973-un-poema-de.html
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