miércoles, 23 de febrero de 2022

Tan solo cinco fragmentos de “Una leve exageración”, otro maravilloso libro -editado por Acantilado- del gran -y favoritísimo de un servidor “Devoto de libros y discos” & administrador de este obsesivo aunque obsoletísimo y cada vez más añejo blog de cosas de mi importancia y de mi derrotero…-Adam Zagajewski (Lvov, actualmente Ucrania, 1945):

 














































LA MÚSICA nos recuerda qué es el amor. Si alguien lo olvida , que escuche música.



LOS POETAS JAPONESES ANTIGUOS, autores de los haikus: los imaginamos como personas extraordinariamente calmadas, sumidas a todas horas en una contemplación serena y despreocupada. Pero bien pudo no ser así, quizá fueran nerviosos, inquietos, y estuvieran dominados por el miedo. Y quién sabe si el poema que leemos extasiados transcurridos los siglos no fue para ellos el único momento de respiro, el único descanso en el galope de una existencia difícil y dramática.



EL AUTOR cree en la existencia de un mundo superior, pero no sabe hacer que este mundo se manifieste en la vida cotidiana de su país, de su familia ni en la suya propia. Como máximo, en alguna que otra página de sus libros se pueden detectar algunas tentativas -siempre fallidas, siempre frustradas-, de alcanzar aquella región eminente. Solo que, sin estas tentativas, el autor no sería la persona que es y, con toda seguridad, no sería autor.



ESCRIBIR. En los mejores días, el acto de escribir, rebosante de energía y de júbilo, es casi una autocreación, proporciona la curiosa sensación de dominar la propia vida y de estar en condiciones de redefinirla, como si  nunca hubiera existido nada notable, como si estuviéramos trazando un futuro totalmente nuevo para nosotros. En los días un poco más flojos, el acto de escribir es una lucha con la depresión. Y en los días decididamente difíciles, no es más que una tentativa de salvarse. ¿Dónde van a parar los proyectos magníficos de los mejores días si se esfumaran tan pronto en el aire? Los grandes propósitos y las esperanzas inauditas de los momentos en los que parecía que todo iba a comenzar de nuevo se quedan rápidamente en nada y, de repente, uno se ve obligado a proteger a toda costa lo poco que tiene. Como sí, de pronto, un gran soberano dueño de todo un imperio tuviese que defender una pequeña fortaleza de provincias que cuenta con escasas reservas de agua y víveres y seguramente todos los días contados… A no ser que vuelvan los días magníficos y los proyectos espléndidos se adueñen nuevamente de nuestra imaginación. Escritor, poeta, hay algo poco serio en este vaivén constante entre la expansión y la defensiva, entre el entusiasmo y la abulia. Si los policías o los jueces fueran presa de una indecisión semejante, ¡Dios no lo quiera!, no habría nada seguro y por la noche no saldríamos a la calle…


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UNA LEVE EXAGERACIÓN: de hecho, es una buena definición de la poesía. Una definición perfecta para los días fríos y nublados que despuntan tarde y hacen vanas promesas de sol. La poesía es una leve exageración mientras no hagamos de ella nuestro hogar, porque entonces se vuelve realidad. Y luego, cuando la abandonamos - porque nadie puede morar en ella siempre-, vuelve a ser una leve exageración.


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De Adam Zgajewski Una leve exageración (2019. Barcelona: Acantilado. Traducción de Anna Rubió y Jerzy Slawomirski.)



https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2014/06/momento-un-poema-del-poeta-adam.html









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