domingo, 18 de julio de 2021

Siete poemas de Emily Dickinson (Amherst, Massachusetts, 1830 - Amherst, 1886) traducidos por Silvina Ocampo (Buenos Aires, 1903 - 1993)…:

 




413

 

Nunca me sentí en mi casa –acá–

y en el cielo radiante

no me sentiré en mi casa –lo sé–

no me gusta el Paraíso –

 

porque es domingo –todo el tiempo–

el recreo –nunca llega–

en el edén serán tan solitarias

las brillantes tardes del miércoles –

 

si Dios pudiera hacer una visita

o dormir una siestita –

para no vernos – pero dicen

que él mismo – es un telescopio

 

perenne que nos mira –

yo misma huiría

de él – del Espíritu Santo – y de todo lo demás –

sí, pero está el ¡”Día del Juicio Final”!

c. 1862

 

 509

 

Si el amigo de alguien muere

es el acto más punzante

pensar en cómo caminaban cuando estaban vivos –

en tal o cual época –

 

sus vestimentas, en un domingo,

el modo de peinarse –

una picardía conocida sólo por ellos

perdida, en el sepulcro –

 

qué ardientes, fueron, en aquel día,

casi puedes precisar la fecha –

tan corta la distancia parece –

y ahora – hace siglos –

 

qué contentos estaban, con lo que dijiste –

tratas de tocar la sonrisa

y pasar tus dedos por la escarcha –

cuando fue – puedes decir –

 

buscaste invitados para el té –

amistades – unas pocas –

y charlaste íntimamente de esa gran cosa

que no te recuerda –

 

pasadas reverencias, e invitaciones –

pasadas entrevistas, y promesas –

pasado lo que nosotros mismos podemos estimar –

¡eso ­– produce la punzante desdicha!

c. 1862

 

 409

 

Cayeron como copos –

cayeron como estrellas –

como pétalos de una rosa –

cuando de pronto a través de junio –

un viento con dedos – avanza –

 

perecieron en el pasto desarraigado –

nadie pudo hallar el lugar –

pero Dios puede convocar cada faz

en su lista de abolidos.

c. 1862

 

 361

 

Lo que puedo hacer –lo haré –

aunque sea pequeño como un narciso –

lo que no pueda –tiene que ser

desconocido a la posibilidad –

c. 1862

 

 757

 

Las montañas – crecen inadvertidas –

sus púrpuras figuras se elevan

sin tentativa – agotamiento –

asistencia –o aplauso –

 

en sus eternas faces

el sol –con justo deleite

busca larga – y final – y dorada

confraternidad – de noche –

c. 1863

 

887

 

Sobrevivimos al amor, como a cosas antiguas

y lo guardamos en el cajón –

hasta que nos parece moda antigua –

como trajes usados por grandes señores.

c. 1864

 

1251

 

Silencio es todo lo que tememos.

Hay un rescate en una voz –

pero silencio es infinito.

El mismo no tiene faz.

c. 1873


De Emily Dickinson Poemas (2006. Buenos Aires: Tusquets Editores. Colección Fábula. Selección y traducción de Silvina Ocampo.)











No hay comentarios:

Publicar un comentario