Domingo
Puño que quiebra toda la magia,
tener lo que se tiene
en el necesario hábito de respirar y no,
porque aquel árbol de la espera
despojado de resplandores y ocasos
hoy es la posibilidad habitable en este caos.
A veces la sombra se reproduce en el instante azul del domingo.
Si la vista se nubla de grises,
pido tres segundos:
desaparecer.
De María Cecilia Micetich Una partitura (2014. Buenos Aires: Huesos de Jibia. Prólogo de Elena Tardonato Faliere.)
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