lunes, 21 de septiembre de 2020

DÍA DE PRIMAVERA y EL DOBLE SUEÑO DE LA PRIMAVERA, dos poemas del poeta, escritor, profesor universitario y periodista estadounidense John Ashbery (Rochester, Nueva York; 1927-Hudson, Nueva York; 2017)…:

 


                      DÍA DE PRIMAVERA

 

La inmensa esperanza puesta y la paciencia

prolongada a lo largo de la noche— en las aceras del día,

como el aire respirando en una ciudad de papel,

se disipa cuando vuelve la noche y trae de nuevo las dudas

 

que se arremolinan en torno a la cabeza del durmiente,

aunque son repelidas con palos y cuchillos, así que la mañana

reinstala en una esperanza fría

el aire que fue el día de ayer, es lo que eres,

 

en todas esas fases en que la cabeza se escurre de la mano.

Las lágrimas corren en libertad, las risas y los sollozos:

¿qué importancia tienen? Hay un libre dar y tomar.

El cuerpo gigantesco relajado, como si junto a un arroyo

 

descubriera su fuerza y se viese obligado a reconocer

la secreta dulzura antes de ingresar en la vida,

absorbido por tantos intercambios, arrancado del útero,

exhumado antes de estar del todo muerto… Y palpita

 

su pecho ancho como una montaña. “Esos otros tardaron 

     en venir,

y les importaba tan poco, que casi no fueron nada.

Se les dio por muertos,

con sus nombres honorablemente injertados en el paisaje

para ser recordados por la humanidad. Hasta el día de hoy,

hemos vivido dentro de su caparazón.

Ahora lo hemos roto como un río rompe un dique,

remansando en la desconcertada y asustada llanura,

 

y nuestro próximo avance será terrible,

hurgando en las heridas con armas nuevas

en ese abismo de recreación, ese lienzo desnudo

que es tan real como el tráfico y los ruidos cotidianos”.

 

La montaña dejó de sacudiré. Su cuerpo

se replegó sobre su propia contradicción, su propio goce,

muy lejos de nosotros las luces se apagaron, recuerdos de

     muchachos y muchachas

que anduvieron por aquí antes del gran cambio,

 

antes de que el aire nos reflejase,

adoptando la forma contraria de nuestro esfuerzo,

su inseparable comentario y corolario,

pero expulsándonos cada vez más y más.

 

¿Qué…? ¿Qué pasó? Tú estás junto al naranjo,

así que sus frutos veraniegos

pueden volver al lugar en que todo empezó a ir mal

para después desaparecer lentamente

y formar parte del pasado, si es que fue así. Una página pasada.

 

Y justo en ese momento íbamos a la deriva

en medio de un enorme vendaval de muerte.

Y así sea jueves, así esté el día tormentoso,

caigan rayos o llueva, o así se peleen los pájaros entre sí,

nos hemos sumergido en otro sueño.

 

De nada sirve forzar la barrera de ese otro:

ya no existe. Pero a ti,

delicada cosa naciente, con esas hojas que parecen estrellas,

te dedicaremos muy pronto nuestra total atención.
















         EL DOBLE SUEÑO DE LA PRIMAVERA*

 

                                                                  Para Gerrit Henry

 

Los días diversos, los años absurdos, percibían

con labios semiabiertos

el modo en que el aliento de la primavera se te acerca con

     sigilo, te invade y te derriba.

He pensado en todo esto desde hace años,

pero ya estaba dejando de tener sentido. Y la canción ha

     terminado:

esta fue la historia.

 

Igual que encuentras hombres rubios y de ojos azules

en ciertas islas,

el dibujo está concluido

y uno sigue descendiendo hacia la orilla,

con pasos que buscan alcanzarla,

y, aunque no logren alcanzarla, no pueden evitar encontrar

     la melodía

y seguimos… descendiendo…

El bote zozobraba al embarcar tú en él. Qué plano su fondo

los remos evitaban las olas pequeñas,

y nos impulsaban agua adentro. Sin embargo volvimos

a examinarnos uno a otro en el sueño. ¿Era la savia

deslizándose por el árbol

la que hacía sobresalirlos brotes, cada uno con una

     coherencia peculiar?

Porque no había duda de que el camino llevaba

a un punto que se hacía inalcanzable,

perdido en millones de analogías de árboles,

el paso más lejano posible.

 

Y, ahora, en medio del rugido de las locomotoras

que circulan por la tierra, la hierba permanece inactiva,

haciendo que se cuele en tu mente esa sensación “de final

     del viaje”

como una melena rubia que todo lo inunda

luz de las estrellas enfermas en la noche—

y que se prepara de nuevo para defenderse

mientras amanece un nuevo día.

 

*Nota del autor: “El doble sueño de la primavera” es el título de un cuadro de Giorgio de Chirico que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

 

De John Ashbery El doble sueño de la primavera (2009. Madrid: Colección Visor de Poesía. Traducción de Silvia Barbero.)



No hay comentarios:

Publicar un comentario