domingo, 20 de septiembre de 2020

UN PINTOR DE DOMINGO, un poema de Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz, Andalucía, España, 1902 - El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz, Andalucía, España, 1999)…:



                           UN PINTOR DE DOMINGO

 

                                                Para Margot Portela Parker, pintora

 

YO SALGO los domingos a pintar. Ya he pintado

la plazuela del pueblo,

la mancha colorida de la gente

que vaga alrededor del quiosco de la música,

las callejas tranquilas con el sol de la siesta,

los patiecillos pobres agobiados de tiestos,

las ventanas floridas con las mozas hablando,

a la luz de la luna, con los novios,

el campo con sus huertas y las norias

con sus mulas cansadas dando vueltas…

He pintado ya todo.

He repetido todo ¿cuántas veces?,

bajo luces distintas,

durante más de treinta años… Hoy

cualquier motivo es fácil para mí yo quisiera

alejarme del pueblo… Es casi el alba… Tengo

un burrillo prestado… Hará un hermoso día…

Un domingo radiante de primavera… ¡Vamos!

El río está muy lejos… Pocas veces

lo pinté. Es un buen tema,

casi desconocido

para los que en el pueblo

compran mis cuadros… Nunca,

me lo confieso ahora,

atino con el agua…

¿Los reflejos? Difíciles…

Mucho más todavía si los árboles

mueven sus verdes en las ondas… Quiero,

hoy que seguramente no va a mirarme nadie,

conseguir esa clara trasparencia

que no logré jamás… Será mi obra

maestra… Ya la veo…

No, no la venderé por nada… aunque el notario,

mi mejor comprador, se empeñe… ¿Qué? ¡Por nada!

Es para mí… ¿Venderla? Ni por todos

los tesoros del mundo…

La cederé, a mi muerte,

a algún museo… ¿A cuál?

Lo pensaré despacio… ¡Alerta!  El río.

Traigo un cartón más grande que los otros…

No, no será un apunte… Tengo tiempo

para estudiar las cosas…

la tonalidad justa

del agua… los matices

del verde… el infinito

cobalto de los cielos…

Fijaré la hora exacta,

el instante supremo del paisaje,

antes que el sol me mueva

las sombras y ya todo sea distinto…

Un islote en mitad de la corriente,

con tres álamos blancos en el centro…

Ondula el agua azul,

llena de toques níveos y esmeraldas…

Un álamo, batido por el aire,

tiende sus ramas casi hasta la orilla…

Al fondo, nada: prados solitarios,

punteados de flores… ¡Buen motivo!

Mancho el cartón de prisa…

Los claros… los oscuros…

que hoy no lo son… ¡Qué veo?

¿Hay sombras lilas, sombras azuladas?

¿No eran acaso siempre

negro de humo, tierra tenebrosa,

siena tostado? ¿Qué sucede hoy?

Es mucho el sol… Tal vez

el resplandor del agua…

No hay más que luz… Corrijo…

Raspo… Comienzo… Borro… No hay perfiles…

Un tamiz ya azulado o ya violáceo

lo vela todo igual que si metiera

un fanal de neblina en el paisaje.

Anda la luz… No sé cómo apresarla…

¡Detente un poco! ¡Espérate!

¿Cómo correr detrás de ti? ¡Detente!

¡Oh, qué desdicha! Pero…

¿Quién me está hablando?

                                                   Escúchame.

¿Quién me está hablando?

                                                    Yo

¿Habla la luz?

                               No, mírame.

Yo soy la luz: el álamo,

Estás sufriendo. Aguarda.

Los ojos del pintor han cambiado.

Acaban de nacer. Han recibido

de la mañana un luminoso rayo.

Cierra los tuyos un momento. Espera.

Mi sombra no es oscura. La derramo,

sobre el azul del agua,

en verdes, lilas, amarillos albos,

partidos, en el ir de la corriente,

por mi tronco morado.

Me tiñe el cielo de su azul, yo al cielo,

de mis múltiples tonos lo contagio…

Abre los ojos… ¿No es así?  Sonríe…

¿Sonreír?  Nada veo… ¿Qué has pintado?

¿Ésa es mi obra? Dime.

¿Dónde están los tres álamos?

Cielo, ramas y río, todo es uno.

Solamente colores y sobre un mismo espacio.

¿No estaré loco yo, no estaré loco?

Ciego y confuso, ¿no estaré soñando?

Pero… ¡Señor, parece que ya veo!

¿Será así?  No es posible… Y sin embargo…

Los colores se juntan… Se separan…

Se vuelven a juntar… Todo parece claro…

¡Arre! ¡Camina! ¡Al trote! ¡Vamos pronto!

¿Será así?  No es posible… Y sin embargo…

 

De El matador (Poemas escénicos) Rafael Alberti (1979. Barcelona: Editorial Seix Barral S.A.)


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