sábado, 11 de diciembre de 2010

Recuerdos del invierno: sabor Agua de oro (Mes 7, Córdoba, al día siguiente de la presentación del disco de Federico Durand, "La siesta del ciprés")





Las Soledades amigas
cavan con ahínco
una fosa común
en Aguas de oro.

Las soledades llevan cada una
el mismo nombre de pila: Soledad.

Una Soledad
quiere enterrar sus tristezas
las que acarrea de días largos, andrajosos
donde las canciones parecen ser más cortas...
y que atesora en su querido cuaderno rojo
plagado de manuscritos lúgubres e hilarantes.
Ella quiere convertirse para siempre
en la chica que entierra cuadernos y cava,cava,cava,
cava tenaz esa fosa
a los pies de una hermosa torre
-convertida en casa de té-
que será custodiada por renovados plantines.

Y la otra Soledad
arropada con un tejido verde duende
sonríe casamentera y canta
hasta que la ceremonia concluya en el infinito:
Vuélveme a enamorar como todos los días
vuélveme a enamorar como todos los días
vuélveme a enamorar...laralalalá.

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