¡QUE VIVA!
Este país no es más que un voto
del espíritu, un contrasepulcro.
En mi país, las tiernas pruebas de la primavera
y los pájaros mal vestidos son preferidos a los fines lejanos.
La verdad espera a la aurora junto a una vela. Despreciado
es el vidrio de la ventana. Sin importancia para el atento.
En mi país, no se hace preguntas a un hombre emocionado.
No hay sombra maligna sobre la barca que zozobra.
Buenos días a secas, es algo desconocido en mi país.
No se toma prestado sino todo lo que se puede devolver con creces.
Hay hojas, muchas hojas en los árboles de mi país. Libres
son las ramas de no dar frutos.
No se cree en la buena voluntad del vencedor.
En mi país, se da las gracias.
TODA VIDA…
Toda vida que debe despuntar
consuma un herido.
Aquí está el arma
nada
vosotros, yo, reversiblemente
este libro,
y el enigma
que a vuestra vez seréis
en el capricho amargo de las arenas.
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