VERANO
Ahí está ese sonido, similar al viento
cuando se olvida en las ramas, que significa algo
imposible de traducir. Y ahí está el aleccionador “más adelante”,
cuando piensas en lo que significó algo, y lo anotas.
Por ahora, la sombra es generosa
y apenas se ve, dividida por las ramas delgadas de un árbol,
los árboles de un bosque, justo como la vida se divide
entré tú y yo, y entre todos los demás.
Y la fase de esclarecimiento sucede
al período de reflexión. Y, de repente, sentirse morir
no es algo banal ni adverso ni indigno,
sólo un cansancio, el calor insoportable,
y también las pequeñas construcciones absurdas se imponen
a nuestras fantasías en torno a lo que hicimos: el verano,
ovillo de agujas de pino,
los destinos despreocupados rigiendo nuestras acciones con
sonrisas simbólicas,
llevando a cabo sus instrucciones con demasiada exactitud
-y ya es tarde para cancelarlas-, y el invierno, el gorjeo
de las estrellas frías en el cristal de la ventana, que describe
con amplios ademanes
ese estado anímico que no es tan importante al fin y al cabo.
El verano implica descender como una escarpada escalera
hacia un estrecho saliente sobre el mar. ¿Esto era todo, pues,
este consuelo de hierro, estos tabúes razonables,
o meramente quisiste que fuera así cuando te detuviste?
Y el rostro reflejado en el agua se parece al tuyo.
De John Ashbery El doble sueño de la primavera (2009. Madrid: Colección Visor de Poesía. Traducción de Silvia Barbero.)
https://nicolasdominguezbedini.blogspot.com/2020/09/dia-de-primavera-y-el-doble-sueno-de-la.html
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